ELOGIO DE LA POLÍTICA

FESTINA LENTE

sábado, 14 de agosto de 2010

Fin de ciclo

14.08.2010 - ARMANDO F. BARTOLOMÉ

La dimisión del señor Riopedre nos lleva a felicitarle por su merecida jubilación y a evaluar políticamente su labor como consejero de Educación que se ha caracterizado, por lo que respecta a las enseñanzas medias, por dos coordenadas fundamentales: la primera es que don José Luis ha sido el factótum político del presidente Areces y a esta fidelidad ha subordinado muchas de sus actuaciones, y la segunda viene enmarcada por su seguidismo de un sistema educativo, el inspirado en la LOGSE, que ya antes de las transferencias (1999) mostraba signos estrepitosos de fracaso y que, tras larga agonía, ahora se presenta como inmantenible.
La impronta del presidente Areces llevó al consejero dimisionario a pactar 'todo' con los sindicatos, especialmente los afines, buscando una 'paz social' que, en muchos casos, encubría intereses partidarios y corporativos en detrimento del interés público y que tuvo en la dialéctica 'escuela pública/concertada' su gran coartada ideológica y sentimental. Aunque, eso si, manteniendo inmovible la doble red de centros y ninguneando a los sindicatos de la concertada. Todo muy sutil y efectivo. También es cierto que contó con la inestimable colaboración del PP que ha sido incapaz de llevar de forma seria y rigurosa el debate educativo a su lugar natural: el parlamento asturiano .
Como consecuencias destacadas de este desgobierno polisindical hay que señalar el pertinaz mantenimiento de un sistema de oposiciones injusto que prima la mediocridad y en donde el opositor libre a lo que realmente puede aspirar es a entrar en una bolsa de trabajo para interinos. También es denunciable la alegre planificación de plantillas (sin prospectiva demográfica) que aguantó durante los 'años de vino y rosas' y que ahora con la crisis muestra todas sus inconsistencias y excesos. .Como no recordar también la colonización de la Consejería con múltiples cargos discrecionales y asesores que, en muchos casos, exhibían como única credencial una docilidad acrítica al poder cuando no claramente su afiliación política o sindical; mal ejemplo para una organización educativa que dice valorar la excelencia y la meritocracia. Por no hablar del tema de la carrera profesional y la evaluación docente que en estos últimos años nos ha llevado a un 'aquelarre judicia' incomprensible hasta para los propios docentes o el malgasto asociado a un sistema de formación permanente del profesorado que ya hace años que está agotado.
Y para no aburrir, destacar por último, y como marca de la casa, el grandonismo y la constante la afición por la propaganda que, por ejemplo, nos ha querido vender la moto de las NNTT (confundiendo lo que es un medio con un fin) como la nueva panacea de la educación o los necesarios refuerzos en la enseñanza del Inglés llamados pomposamente bilingüismo y que maquillan un auténtico déficit en el aprendizaje de lenguas extranjeras.
Desde un punto de vista mas estrictamente educativo cabe destacar que faltó valentía para cambiar lo que ya manifiestamente no funcionaba desde finales de los 90. Es cierto que el consejero impulsó nuevos programas, aumentó la financiación y bajó las ratios profesor/alumno, pero no fue a la raíz del problema. La organización escolar no mejora sólo con más dinero y más profesores; es también necesario una gestión moderna y profesional con mayor autonomía para los centros. Con las transferencias. la Consejería se encontró con dinero, decenas de centros y miles de profesores pero también heredó unos modelos de gestión obsoletos que nos impiden responder agilmente a problemas gravísimos que han debilitado día a día al sistema educativo. Medidas que propiciaban avances evidentes han sido sistemáticamente soslayadas por prejuicios ideológicos o por intereses corporativos: reconocimiento del profesorado como autoridad pública; fortalecimiento del poder de los equipos directivos frente a la ineficacia de los consejos escolares y ante una creciente conflictividad en las aulas; mayor autonomía organizativa y financiera de los centros; controles de calidad y evaluación; una formación profesional de calidad accesible a partir de los 14 años; introducción de una verdadera carrera docente que prime el mérito y la asunción de responsabilidades; reducción realista del curriculum primando la instrucción; importancia de un bachillerato mas largo, sólido y riguroso..etc.
No corregir a tiempo errores evidentes nos ha dejado como resultado una década educativa mediocre, a pesar de la positiva comparación de Asturias con la catastrófica situación del resto de España, que tiene como consecuencia más dolorosa el abandono progresivo de las clases medias del sistema educativo público lo cual nos está llevando a un modelo dual que tiende a reproducir las desigualdades que el propio sistema justamente debería contribuir a superar. Y da la impresión de que lo peor está por venir . Al señor Riopedre, humanista, educador y profesor le ha tenido que llenar de pena y ansiedad el caos producido por las erráticas actuaciones del gobierno asturiano vaciando de competencias su Consejería en materia de personal a favor de administraciones públicas y todavía más, si cabe, los apresurados recortes que se están realizando 'a bultu' tanto en recursos humanos como materiales (apertura de centros, bibliotecas.etc). Efectivamente: mejor marchar y no ver. por salud.

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