ELOGIO DE LA POLÍTICA

FESTINA LENTE

viernes, 9 de abril de 2010

La plantilla de Emtusa achaca la pérdida de viajeros a la mala gestión de la empresa

No sólo son los vecinos de la zona rural y los concejales del PP quienes están en guerra con la dirección de la Empresa Municipal de Transportes Urbanos (Emtusa). Los trabajadores se han sumado con fuerza a la lucha denunciando mil y un problemas en la gestión de la entidad cuyo consejo de administración encabeza el concejal Santiago Martínez Argüelles y tiene desde hace unos meses como gerente a Luis Iturrioz. Los integrantes del comité de empresa se plantaron ayer ante la Casa Consistorial para denunciar que «se ningunea a los trabajadores» y poner sobre la mesa, entre otros inconvenientes, graves defectos en el funcionamiento de las nuevas cocheras de Tremañes, la mala organización de las líneas y problemas de seguridad en el tráfico provocados por reajustes de itinerarios en zonas de obras.

Una realidad, esta última, que les lleva a adelantar que se negarán a cumplir con la parada que se plantea ubicar en la avenida de la Constitución para facilitar el desvío por la calle Velázquez ante el corte al tráfico de Salvador Allende, porque les obligar a girar en perpendicular y atravesar dos carriles en la maniobra. Aseguran, también, que deben incumplir con la normativa de circulación en los giros por obras en Decano Prendes Pando.

«No podemos seguir así. No se puede estar sin contar con la plantilla», aseguraba Sergio Álvarez, en calidad de portavoz del comité de empresa. Por ello se critica que se ignorara a los trabajadores a la hora de «quitar los autobuses rurales. Pero no sólo las líneas experimentales que fueron un fracaso, como nosotros ya habíamos dicho, sino también servicios que se estaban dando desde hacía doce años. Ahora lo hacen empresas privadas. ¿Quién subvenciona todo esto? O lo hacen por amor al arte», indica el portavoz de los trabajadores.

Los trabajadores están seguros de que parte de la pérdida de viajeros es achacable a la mala organización de las líneas y errores en el diseño de la circulación. «Antes tardamos once minutos en hacer Schulz y ahora son veintidós. !Andando se llega más rápido! Los fines de semana se quitan autobuses de muchos líneas lo que supone estar en la parada hasta 20 minutos. ¿Quién espera tanto por un autobús?», indicaba Álvarez.

También hay duras críticas al funcionamiento de las nuevas cocheras de la empresa en Tremañes donde, según aseguran los trabajadores, se dan problemas para aparcar, no se pueden lavar los coches, se carece de un protocolo para el repostaje, no hay seguridad... «Toda la vida luchando por unas cocheras nuevas y si ahora nos preguntan volveríamos de rodillas a las viejas», indicaba el conductor en referencia a la vieja sede de Emtusa en El Cerillero. Además, y como problema añadido, los conductores aseguran que la mayor lejanía de las nuevas cocheras les impide cumplir con su horario de arranque en las cabeceras de línea. «No nos da tiempo, no llegamos», aseguran.

Más internas son las denuncias sobre el hecho de que aún no se les diera la ropa de trabajo del año 2009 o que se haya tenido que recurrir a inspección de trabajo ante el contencioso por el cambio de mutua a los trabajadores.

Recuerdos del pelo largo

Un tiempo para aprender a vivir en el Instituto Rosario Acuña, que cumple veinte años

VÍCTOR GUILLOT Las Palmeras comenzó siendo un instituto sin nombre, tan sólo un número, el nueve, y una leyenda falsa, como todas las leyendas, según la cual, a las clases había que ir armado con una cheira disimulada bajo la chaqueta. Las Palmeras era un edificio ruinoso y frío, alejado de la ciudad, como un adjetivo arrinconado que nos devolvía una época que nunca habíamos vivido. La primera vez que pisé el asfalto resquebrajado de su patio, pensé bajo un cielo emplomado de grises que no aguantaría allí mucho tiempo vivo. Olvidada la leyenda, después descubrí los oscuros pasillos y las aulas ictéricas del instituto donde pasé probablemente los mejores años de mi vida.

Nunca olvidaré el sótano donde latía una caldera como un corazón viejo y oxidado, ni el parque donde fumaron sus estudiantes los primeros cigarrillos. Guardaré en el recuerdo las viejas casas de Roces, los amaneceres rojos de una ciudad levítica y sombría, la calle enlagunada de niebla, las primeras primaveras o la algarabía de los niños que nos observaban asustados desde un jardín.

Entonces teníamos un poco de nihilistas que habían leído algunas páginas de Marx o algo de marxistas que no sabían absolutamente nada de la vida. Nos gustaban Madrid, Nueva York y París. Queríamos mirar con los ojos de Steve McQueen, fumar con los gestos de Humphrey Bogart y ser tan radicales como Albert Camus. Entre los tres aprendimos a dar forma a nuestro descontento, norma a nuestra peste y argumento a la rabia. También recuerdo nuestra tristeza el día que murió Marcello Mastroianni y cómo prendimos un cigarro a la puerta del instituto antes de la primera clase de latín para celebrar un funeral al que nadie nos había invitado. También leímos por vez primera a Pavese, a Faulkner y a Vallejo, y los tres fueron un fogonazo literario, tan distintos, tan parecidos, tan capaces de arruinarte la vida. Disfrutamos de Jim Thompson como un ruido de bala que acariciara nuestras sienes, temblamos con el misterio de Borges, reímos con una columna de Umbral y así en este plan. De modo que aquellos adolescentes del Rosario Acuña incurrían en la mitomanía literaria, una especie de devoción laica instigada desde aquel instituto, sin prejuicios, ajenos a la intriga literaria y a los bandos que llegarían mucho tiempo después.

Pero también recuerdo a Benigno Delmiro Coto explicando algo más que una gramática de Alarcos, a Pablo Huerga celebrando a Spinoza o a Marx, a Jesús Jerónimo escudriñando las esquinas de la Historia o a Fernanda declinando los latines de Virgilio como las afiladas espadas que luego me enseñaron a escribir. De modo que no siento nostalgia de aquel instituto que nosotros bautizamos con nombre de mujer, sino una profunda alegría. El Rosario Acuña cumple veinte años de vida y es un recuerdo que siempre festejo con mis compañeros. Son, como cantaría el bueno de Pepe Risi, «recuerdos del pelo largo», divertidos, intensos y magníficos. Me gusta pensar que aquel tiempo también sirvió para aprender a vivir.
http://www.lne.es/opinion/2010/04/09/recuerdos-pelo-largobr/898117.html

«La historia industrial de Gijón es la de la capital económica de Asturias»

JOSÉ MARÍA FLORES SUÁREZ Historiador de la industria, coautor del tomo XI de la «Historia de Gijón»

J. MORÁN

José María Flores Suárez, licenciado en Historia y especialista en aspectos industriales, es el coautor del tomo XI de la «Historia de Gijón», dedicado a la economía de la ciudad durante el siglo XX. Junto a Paz García Quirós, también historiadora de la industria gijonesa, José María Flores analiza cómo las comunicaciones, las finanzas y el crecimiento urbano hicieron de Gijón la capital económica de Asturias. El próximo domingo se distribuirá este tomo undécimo, y penúltimo, de la «Historia de Gijón» al precio de 5,95 euros.

-¿Qué ofrece este volumen?

-La economía gijonesa del siglo XX está basada en la industria, y fundamentalmente la industria de transformados metálicos dependiente de la siderurgia y expuesta a los ciclos económicos europeos y mundiales, unos alcistas y otros depresivos. Recorremos esa evolución en la obra y creo que es una síntesis muy accesible a una visión general de la vida económica de Gijón, que en realidad es la vida misma de la ciudad. Cualquier gijonés o cualquier lector asturiano puede dar este vistazo y encontrará muchas referencia a comercios de toda la vida, o a industrias y factorías que fueron instituciones en la vida de Gijón, como Laviada u otros nombre imbricados con la ciudad.

-¿De dónde venía Gijón en materia económica?

-La economía gijonesa del siglo XX esta íntimamente entrelazada con la herencia anterior que se remonta a la etapa central del siglo XIX, cuando se inaugura el Ferrocarril de Langreo, un hecho trascendental para la economía gijonesa, reforzado más tarde con el enlace ferroviario de 1884, con la Meseta. Esto supone el despegue de Gijón como la capital industrial de Asturias y alrededor de las facilidades de transporte se generan una serie de industrias, unas nuevas y otras que refuerzan o modernizan las tradicionales. Así sucede, por ejemplo, con el sector pesquero, que da lugar a un sector conservero de cierto auge. Todo esto se reforzó con la crisis de 1998 de Cuba, que favoreció la traída de capitales indianos, los cuales, reinvertidos en la industria gijonesa convirtieron a principios del siglo XX a la ciudad en la capital económica e industrial de Asturias.

-¿Y las comunicaciones marítimas?

-Estuvieron a expensas de la rémora que supuso el debate entre la creación de un puerto nuevo en El Musel o la ampliación del muelle local. Esto último lo defendía la burguesía propietaria que tenía una serie de intereses en el puerto local y quería mantenerlos. Este debate muy absurdo retrasó 20 años la creación de El Musel, con lo que supuso de retraso general para el desarrollo de la ciudad.

-¿Hubo más fallos en Gijón?

-La historia económica de Gijón está entrelazada con lo que está sucediendo en el resto de España, que acumulaba retraso en el desarrollo industrial y económico. Gijón es esclava de ese retraso, y no tanto por un retraso propio y específico de la ciudad, sino por el retraso más amplio del ámbito español.

-La economía gijonesa ¿tendría que haberse relacionado más con Inglaterra?

-La influencia inglesa en Asturias o España se vio soslayada por la francesa en un momento dado. España empieza a mirar hacia Francia y todo llegaba traído de Francia, por ejemplo el modelo francés de comunicaciones, con el sistema radial. Hoy, a toro pasado puede ser fácil decir que se tendría que haber hecho de otro modo, pero hay que situarse en aquella circunstancia. Puede aplicarse esto a lo que sucede en el presente: dentro de unos años se podrá decir por qué en esta crisis no se tomó esta medida o esta otra, pero cuando te enfrentas a una situación nueva se toman las decisiones en función de los datos que posees, no de los que vas a poseer dentro de un tiempo.

-¿Que perjudicó a la economía gijonesa?

-Además de la gran crisis económica de los años ochenta, Gijón se vio perjudicada por una etapa de crisis política en España, la transición, en la que se aprovecharon conflictos laborales para desviarlos al ámbito político y se endurecieron conflictos. Esta es una opinión personal, pero obtenida después de estudiar el período: la crisis se agravó todavía más para sacar un rendimiento político, para buscar cierta agitación política, y se utilizaron los conflictos laborales, económicos en última instancia, como excusa.

-¿Ha salido Gijón airosamente de la reconversión?

-Salió, pero si fue airosamente habría que preguntarlo a las familias que lo sufrieron, a las personas que sufrieron la reconversión real en propia carne. Salió porque hay un proceso: el tiempo pasa y las personas buscan soluciones a título individual. Indudablemente, como ciudad industrial, desde luego que no, aunque conserva cosas porque el que tuvo retuvo. Cuando Paz Quirós y yo publicamos «La ciudad del vapor», sobre la historia industrial gijonesa, era el año 1999 y todavía había en aquel momento una serie de incógnitas como el futuro de Tabacalera o de La Herminia; incógnitas que ya se despejaron negativamente. Esto puede servir de respuesta.

-¿Futuro en el sector terciario y los servicios?

-Es lo que se está produciendo y yo entiendo que debe ser el futuro, quizás con más ímpetu y más decisión.



http://www.lne.es/gijon/2010/04/09/historia-industrial-gijon--capital-economica-asturias/897915.html

El movimiento vecinal recibe 56.800 euros para favorecer la participación

La alcaldesa, Paz Fernández Felgueroso, sumó ayer su firma a la de las líderes vecinales de la zona urbana y rural, Teresa Prada y Soledad Lafuente, respectivamente, en los folios del convenio que supondrá un trasvase de 56.800 euros de las arcas municipales a las de las federaciones de vecinos para el desarrollo de acciones de participación. Es la primera vez, como bien se encargó de recordar la regidora nada más empezar el acto, que este convenio es rubricado por tres mujeres. «Es una firma en femenino, de lo cual me congratulo», sentenció.

La Federación de Asociaciones de Vecinos (FAV) de la zona urbana se lleva 32.400 euros, frente a los 24.400 euros que se le harán llegar a la Federación «Les Caseríes» de la zona rural. Una cifra en la que se engloban los 10.000 euros destinados al seguro de responsabilidad civil para todas las fiestas y romerías de la ciudad.

Tanto Prada como Lafuente agradecieron el esfuerzo del Ayuntamiento por promover la participación vecinal. A lo largo de este año el movimiento vecinal recibirá 307.800 euros para participación en diferentes convenios y ayudas.

http://www.lne.es/gijon/2010/04/09/movimiento-vecinal-recibe-56800-euros-favorecer-participacion/897879.html