ELOGIO DE LA POLÍTICA

FESTINA LENTE

martes, 8 de mayo de 2018

Una Administración fuerte no debería ser una Administración sobredimensionada o intrusiva sino firme en la defensa del bien común, independiente frente a grupos de interés espurios y dinámica para impulsar el desarrollo de sus territorios.


Si la transformación digital es una oportunidad para todas las organizaciones, para la administracion pública asturiana supondrá una disrupción  significativa.

La transformación digital del puesto de trabajo favorece la aparición de diferentes escenarios tecnológicos y nuevas formas de hacer las cosas, y para la administración pública supone también la indudable oportunidad de implantar un nuevo modelo cultural, en el que se consoliden valores tan importantes como la agilidad y la transparencia, y que esta nueva imagen sea, además, percibida y valorada por la sociedad a través, no solo de un nuevo modelo de atención al ciudadano, sino de una nueva conceptualización de las oficinas y espacios físicos y, por ende, de una nueva cultura corporativa.

Además de su puesta al día para avanzar en paralelo a la sociedad a la que se debe y más allá del debate sobre su tamaño, al hablar de la transformación de la Administración asturiana es preciso centrarse en su función, su eficiencia para responder a las respuestas de los ciudadanos o su papel como garante de libertades e igualdad de oportunidades.

FIJACIÓN DE POSICIÓN


 Una Administración fuerte no debería ser una Administración sobredimensionada o intrusiva  sino firme en la defensa del bien común, independiente frente a grupos de interés espurios y dinámica para impulsar el desarrollo de sus territorios. Todo ello es posible y necesario para afrontar los retos del nuevo siglo; y todo ello es compatible con dejar atrás modelos obsoletos que ya no tienen sentido.