ELOGIO DE LA POLÍTICA

FESTINA LENTE

sábado, 29 de octubre de 2011

Un coro de oro

29.10.2011 -
ARMANDO FERNÁNDEZ BARTOLOMÉ
COORDINADOR LOCAL DE UPYD DE GIJÓN Y PROFESOR
En el foro público asturiano llevamos semanas oyendo a nuestros políticos desafinar sobre el Niemeyer, la Laboral, el Calatrava, la Semana Negra, el despilfarro, los localismos., guirigay más en clave de dinero y poder que de servicio público. Mucho ruido mediático, mucha pose electoralista, pero no acabamos de escuchar claramente la melodía y el ritmo de cuál será nuestra política cultural para los próximos años.
Nosotros también queremos participar en la función y hacer algunas reflexiones y propuestas, pero desde el realismo de los hechos. Y partimos de uno incontestable: a medio camino entre Avilés y Gijón, en Gozón, nació humildemente hace diez años un autentico prodigio cultural. Me refiero al coro El León de Oro, que desde la iniciativa de un grupo de amigos liderados por Marco A. García de Paz, su director y 'alma mater', ha ido forjando un palmarés impresionante sustentado en el amor a la música, el talento, el trabajo y el compañerismo. Admirado por todos los amantes de la música, premiado en medio mundo, el coro luanquín aúna estética, ética y política (de la buena), porque no solo busca la belleza sonora y fomenta los valores comunitarios que surgen del canto conjunto, sino que, además, lo revierte gratuitamente a la sociedad deleitándola con múltiples conciertos. Y por si fuera poco, también educa porque el proyecto engloba un coro de adultos de 40 voces mixtas y un coro infantil (Los Peques) con cincuenta integrantes y admirablemente dirigido, en lo musical y en lo humano, por Elena Rosso Valiña. Pues bien, este sublime coro asturiano, totalmente amateur, no ha recibido prácticamente ninguna ayuda por parte del Principado desde su nacimiento. Increíble tanta sordera institucional con la cantidad de dinero público que se ha volatizado en chirriantes espectáculos de humo y cartón piedra. El hecho invita a la reflexión. En Asturias necesitamos modificar profundamente el concepto de cultura imperante y que los poderes públicos han contribuido a consolidar. En las últimas décadas, la cultura ha sido sometida al consumismo (convirtiéndola en mercancía) y al éxito inmediato. Frente al ser humano creador, que es partícipe directo y protagonista de la cultura, hemos admitido la generalización del ser humano espectador. El valor de la cultura como forma de enriquecimiento de la persona ha sido sustituido por el valor económico que pueda generar cualquier actividad supuestamente relacionada con ella. La construcción y utilización de costosas y deficitarias infraestructuras públicas culturales, que pueden tener sin duda un papel importante como parte de una estrategia turística, ocultan una lamentable falta de promoción de la cultura a nivel popular, fundamental para completar la formación del ciudadano y hacerle más feliz y mejor persona. Y de la reflexión nace la propuesta política: consideramos que para recuperar la cultura en su concepción integral es preciso reorientar los esfuerzos y recursos (escasos) a través de un profundo cambio: hay que reducir drásticamente las subvenciones públicas a aquellos espectáculos que pueden guiarse por criterios exclusivamente de mercado y que no cumplen con la función social de la cultura, destinando esos recursos a fomentar el conocimiento (desde la práctica) de las artes entre los ciudadanos en general y en particular entre los niños y jóvenes, con especial atención a las asociaciones locales y los centros educativos. Entidades como El León de Oro han de marcar el compás.

  http://www.elcomercio.es/prensa/20111029/opinionarticulos/coro-20111029.html