domingo, 7 de marzo de 2010
Sirva como síntoma
A Rosa Diez no la dejan hablar de política en la Facultad de Políticas de Barcelona. Las autoridades políticas no han dicho nada, no han hecho nada. No hay detenidos El Ministerio de Igualdad calla. ¿Qué dicen los del pacto educativo¿Dónde está Gabilondo?
Perspectivas OCDE: España Políticas para una Recuperación Sostenible
http://www.oecd.org/dataoecd/29/63/44660757.pdf
La mejora de los resultados educativos debe ser un elemento esencial en la estrategia española para equipararse con los niveles de vida de países más avanzados de la OCDE. Las reformas de los sistemas educativos también pueden contribuir a reducir las desigualdades al interrumpir la transmisión intergeneracional del bajo desempeño. Aunque el progreso en España ha sido impresionante a lo largo de los últimos 30 años, tanto en la educación primaria y secundaria como en la educación terciaria, siguen habiendoimportantes desafíos que enfrentar: como, por ejemplo, reducir la tasa de deserción, incrementar la formación profesional y aumentar la capacitación en la educación terciaria.
La mejora de los resultados educativos debe ser un elemento esencial en la estrategia española para equipararse con los niveles de vida de países más avanzados de la OCDE. Las reformas de los sistemas educativos también pueden contribuir a reducir las desigualdades al interrumpir la transmisión intergeneracional del bajo desempeño. Aunque el progreso en España ha sido impresionante a lo largo de los últimos 30 años, tanto en la educación primaria y secundaria como en la educación terciaria, siguen habiendoimportantes desafíos que enfrentar: como, por ejemplo, reducir la tasa de deserción, incrementar la formación profesional y aumentar la capacitación en la educación terciaria.
OCDE: Panorama de la Educación 2009
La edición 2009 del Panorama de la Educación que fué publicada el 8 de septiembre, se enfocó, entre otras cosas, en los beneficios económicos y sociales de la educación. Siendo esto particularmente relevante ahora que las economías están saliendo de la crisis.
Una de sus principales conclusiones es que dado que el mercado laboral continuará débil, es este un buen momento para invertir en educación.
"La educación siempre ha sido una inversión vital para el futuro, para las personas, para las economías y para la sociedad en general," asegura el Secreatrio General de la OCDE, Angel Gurría. "En las circusntancias de la economía actual, los incentivos para aquellas personas que invierten tiempo y dinero en educación, tienen que se más altos que nunca".
Este compendio anual de estadísticas comparables sobre cuánto tiempo pasan los estudiantes en un salón de clases o cuántos abandonan la escuela a nivel secundaria, entre otros datos, hacen del Panorama de la Educación un valioso apoyo para el debate político y la toma de decisiones por parte de las autoridades educativas.
http://www.oecd.org/document/24/0,3343,en_2649_39263238_43586328_1_1_1_1,00.html
Una de sus principales conclusiones es que dado que el mercado laboral continuará débil, es este un buen momento para invertir en educación.
"La educación siempre ha sido una inversión vital para el futuro, para las personas, para las economías y para la sociedad en general," asegura el Secreatrio General de la OCDE, Angel Gurría. "En las circusntancias de la economía actual, los incentivos para aquellas personas que invierten tiempo y dinero en educación, tienen que se más altos que nunca".
Este compendio anual de estadísticas comparables sobre cuánto tiempo pasan los estudiantes en un salón de clases o cuántos abandonan la escuela a nivel secundaria, entre otros datos, hacen del Panorama de la Educación un valioso apoyo para el debate político y la toma de decisiones por parte de las autoridades educativas.
http://www.oecd.org/document/24/0,3343,en_2649_39263238_43586328_1_1_1_1,00.html
Convergencia de intereses
Los ganaderos y las empresas lácteas necesitan estabilizar el volumen de producción para poder competir con los productos de importación
07.03.2010 - JUAN NEIRA
Puleva ha rechazado la oferta de Corporación Alimentaria Peñasanta (CAPSA), quedando la pugna por la segunda empresa láctea española en manos de grupos multinacionales europeos. El liderazgo de CAPSA en el mercado nacional queda comprometido, aunque el proceso de concentración empresarial en la industria agroalimentaria no agota sus opciones en Puleva. En el corto plazo habrá ocasión de estudiar nuevas operaciones. Es cierto que la oportunidad era especialmente propicia para CAPSA, porque le permitía hacerse con un 30% de la producción nacional, y Puleva está especializada en productos (leches enriquecidas) que complementaban los grandes activos de CAPSA: leche líquida, nata, mantequilla. En el otro platillo de la balanza hay que valorar también que el fracaso de la operación evita la hipoteca de someter a la empresa asturiana a un proceso de fuertes amortizaciones de crédito, en un momento en que el mercado no está para muchas alegrías.
En los dos últimos años, hay en Europa un exceso de oferta, al haber aumentado las cuotas lácteas antes de iniciarse la crisis económica. Un error de Bruselas que ha incendiado el campo. No sólo las explotaciones asturianas y españolas carecen de competitividad, sino que todo el sector lácteo de la UE produce a precios superiores a los del mercado mundial. Antes de la crisis económica, la UE exportaba el 20% de su producción, pero ahora tiene que beberla en casa o desparramarla por las calles en señal de protesta. Por esa razón los productos del campo europeo penetran en España, hundiendo los precios, lo que ha llevado a un abandono masivo de las producciones, creando una situación nueva en el campo que viene caracterizada por ser la primera vez que hay una convergencia entre los intereses de los ganaderos y de la industria láctea nacional. Veamos.
La importación
Al precio que se compra la leche, sólo los ganaderos agrupados en Clas y en Covap (sociedad ganadera andaluza) reciben en España una remuneración por su producto que les permite vivir de su trabajo. En ambos casos el valor añadido a la actividad ganadera se lo da la marca (en nuestro caso, Clas). Sin esa cobertura el ganadero estaría al albur de decisiones ajenas que marcan un precio inferior a sus costes de producción. El proceso podría agudizarse en el corto plazo, sin enterarse los consumidores, que siempre encontrarán productos lácteos en las estanterías del supermercado. Las multinacionales europeas ya introducen tres millones de toneladas de productos lácteos en España, y tienen capacidad para triplicar esa cantidad y abastecer a todo el mercado español. En esa hipótesis, los únicos que quedan sin sitio son los ganaderos y la industria agroalimentaria nacional. Al igual que importamos todo el petróleo, podemos pasar a importar toda la leche.
Hasta el año 2007, la dinámica era distinta. El mercado apretaba al ganadero, se reducían vacas y explotaciones, pero el volumen de producción láctea se mantenía, a través de explotaciones más grandes y competitivas. A finales de los años ochenta había 178.000 explotaciones en España que aportaban la misma leche que las 24.000 explotaciones existentes en el año 2007. La industria agroalimentaria recibía una cantidad de materia prima constante, pero a un coste más bajo. La compra de cuota por parte de los ganaderos que se mantuvieron en activo les llevó a un proceso de endeudamiento creciente.
Desde que entramos en la UE, Asturias producía 630.000 o 640.000 toneladas, pero en el pasado año se quedó en 531.000, pese a que la cuota regional asignada estaba en 605.000 toneladas. Asturias pierde vacas, pierde explotaciones y pierde cuota de mercado. Con el precio de la leche por debajo de los 30 céntimos el litro, las posibilidades de estabilizar el sector son inexistentes. La idea de que la industria nacional comprará materia prima en el extranjero para elaborar productos (quesos, yogures, leches enriquecidas) en España resulta antieconómica ante la oferta de productos terminados de las multinacionales europeas. Por eso, los intereses de los ganaderos y la industria española resultan coincidentes. La industria necesita de la supervivencia de las explotaciones ganaderas y éstas viven de precios razonables y protección comunitaria.
Las ayudas
El futuro del sector lácteo está ligado a la reorientación de la Política Agraria Común (PAC). Para empezar hay que decir que España recibe más dinero de la PAC que de los fondos estructurales. Por cada euro que da el Ministerio de Agricultura al campo, la PAC entrega cuatro. Somos el segundo país que recibe más fondos agrícolas.
Los países enemigos de la PAC van a atacar por dos lados: reducir el presupuesto dedicado en la UE al capítulo agrícola (ahí chocarán con Francia) y buscar la desaparición de la política de pago único, que es clave para Asturias, porque garantiza un derecho de ayuda financiera con independencia de la leche que se produzca. Esa política debería reestructurarse para que dejasen de contar las extensiones de las explotaciones y ponderar otras variables, como la explotación de montaña. Es más importante dar la batalla en ese punto y ceder ante la exigencia de cofinanciación a los estados, para que asuman parte de las subvenciones que da la UE. El objetivo final de las subvenciones a las producciones, sean de carácter europeo o nacional, es que nuestro país cuente con un sector primario. Un objetivo estratégico irrenunciable en un mundo con demandas crecientes de alimentos, en el umbral de los 7.000 millones de habitantes.
http://www.elcomerciodigital.com/prensa/20100307/politica/convergencia-intereses-20100307.html
07.03.2010 - JUAN NEIRA
Puleva ha rechazado la oferta de Corporación Alimentaria Peñasanta (CAPSA), quedando la pugna por la segunda empresa láctea española en manos de grupos multinacionales europeos. El liderazgo de CAPSA en el mercado nacional queda comprometido, aunque el proceso de concentración empresarial en la industria agroalimentaria no agota sus opciones en Puleva. En el corto plazo habrá ocasión de estudiar nuevas operaciones. Es cierto que la oportunidad era especialmente propicia para CAPSA, porque le permitía hacerse con un 30% de la producción nacional, y Puleva está especializada en productos (leches enriquecidas) que complementaban los grandes activos de CAPSA: leche líquida, nata, mantequilla. En el otro platillo de la balanza hay que valorar también que el fracaso de la operación evita la hipoteca de someter a la empresa asturiana a un proceso de fuertes amortizaciones de crédito, en un momento en que el mercado no está para muchas alegrías.
En los dos últimos años, hay en Europa un exceso de oferta, al haber aumentado las cuotas lácteas antes de iniciarse la crisis económica. Un error de Bruselas que ha incendiado el campo. No sólo las explotaciones asturianas y españolas carecen de competitividad, sino que todo el sector lácteo de la UE produce a precios superiores a los del mercado mundial. Antes de la crisis económica, la UE exportaba el 20% de su producción, pero ahora tiene que beberla en casa o desparramarla por las calles en señal de protesta. Por esa razón los productos del campo europeo penetran en España, hundiendo los precios, lo que ha llevado a un abandono masivo de las producciones, creando una situación nueva en el campo que viene caracterizada por ser la primera vez que hay una convergencia entre los intereses de los ganaderos y de la industria láctea nacional. Veamos.
La importación
Al precio que se compra la leche, sólo los ganaderos agrupados en Clas y en Covap (sociedad ganadera andaluza) reciben en España una remuneración por su producto que les permite vivir de su trabajo. En ambos casos el valor añadido a la actividad ganadera se lo da la marca (en nuestro caso, Clas). Sin esa cobertura el ganadero estaría al albur de decisiones ajenas que marcan un precio inferior a sus costes de producción. El proceso podría agudizarse en el corto plazo, sin enterarse los consumidores, que siempre encontrarán productos lácteos en las estanterías del supermercado. Las multinacionales europeas ya introducen tres millones de toneladas de productos lácteos en España, y tienen capacidad para triplicar esa cantidad y abastecer a todo el mercado español. En esa hipótesis, los únicos que quedan sin sitio son los ganaderos y la industria agroalimentaria nacional. Al igual que importamos todo el petróleo, podemos pasar a importar toda la leche.
Hasta el año 2007, la dinámica era distinta. El mercado apretaba al ganadero, se reducían vacas y explotaciones, pero el volumen de producción láctea se mantenía, a través de explotaciones más grandes y competitivas. A finales de los años ochenta había 178.000 explotaciones en España que aportaban la misma leche que las 24.000 explotaciones existentes en el año 2007. La industria agroalimentaria recibía una cantidad de materia prima constante, pero a un coste más bajo. La compra de cuota por parte de los ganaderos que se mantuvieron en activo les llevó a un proceso de endeudamiento creciente.
Desde que entramos en la UE, Asturias producía 630.000 o 640.000 toneladas, pero en el pasado año se quedó en 531.000, pese a que la cuota regional asignada estaba en 605.000 toneladas. Asturias pierde vacas, pierde explotaciones y pierde cuota de mercado. Con el precio de la leche por debajo de los 30 céntimos el litro, las posibilidades de estabilizar el sector son inexistentes. La idea de que la industria nacional comprará materia prima en el extranjero para elaborar productos (quesos, yogures, leches enriquecidas) en España resulta antieconómica ante la oferta de productos terminados de las multinacionales europeas. Por eso, los intereses de los ganaderos y la industria española resultan coincidentes. La industria necesita de la supervivencia de las explotaciones ganaderas y éstas viven de precios razonables y protección comunitaria.
Las ayudas
El futuro del sector lácteo está ligado a la reorientación de la Política Agraria Común (PAC). Para empezar hay que decir que España recibe más dinero de la PAC que de los fondos estructurales. Por cada euro que da el Ministerio de Agricultura al campo, la PAC entrega cuatro. Somos el segundo país que recibe más fondos agrícolas.
Los países enemigos de la PAC van a atacar por dos lados: reducir el presupuesto dedicado en la UE al capítulo agrícola (ahí chocarán con Francia) y buscar la desaparición de la política de pago único, que es clave para Asturias, porque garantiza un derecho de ayuda financiera con independencia de la leche que se produzca. Esa política debería reestructurarse para que dejasen de contar las extensiones de las explotaciones y ponderar otras variables, como la explotación de montaña. Es más importante dar la batalla en ese punto y ceder ante la exigencia de cofinanciación a los estados, para que asuman parte de las subvenciones que da la UE. El objetivo final de las subvenciones a las producciones, sean de carácter europeo o nacional, es que nuestro país cuente con un sector primario. Un objetivo estratégico irrenunciable en un mundo con demandas crecientes de alimentos, en el umbral de los 7.000 millones de habitantes.
http://www.elcomerciodigital.com/prensa/20100307/politica/convergencia-intereses-20100307.html
Escepticismo de un municipalista
07.03.2010 - LEOPOLDO TOLIVAR ALASCATEDRÁTICO DE DERECHO ADMINISTRATIVO DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO
Hace algunas semanas, una prestigiosa publicación periódica con más de ciento veinte años de historia, 'La Administración práctica', me invitó a realizar una reflexión sobre los cambios, aún imprecisos, que se anuncian para el municipalismo español. Parecía un momento oportuno, aunque fuera un comentario forzosamente breve, dado que el nuevo Ministerio de Política Territorial ha exhumado, reciclado o sacado de la chistera -que aún no he calibrado el alcance de la novedad- un anteproyecto de Ley del Gobierno Local que sustituirá, si sale adelante, a la vigente Ley Reguladora de las Bases de Régimen Local, de 2 de abril de 1985. Quisiera compartir con los lectores de este diario las consideraciones que al respecto me atreví a hacer sobre determinadas circunstancias materiales y temporales, jurídicas y de oportunidad que no debieran ser soslayadas ante un reto normativo de tanta trascendencia. Obvio es recordar que las líneas que siguen no son otra cosa que percepciones o convencimientos personales derivados de los años, ya muchos, de estudio del régimen local y de los ejercicios, felizmente pocos, dedicados a una política municipal tan interesante como ingrata.
Comenzaré tirando piedras contra mi propio tejado de teórico de este ámbito, porque, de la experiencia en un ayuntamiento y de las muchas horas de conversaciones con alcaldes y concejales de todos los colores y territorios, afirmo, deseando equivocarme, que la interminable saga de informes, diagnósticos, libros blancos y documentos técnicos de toda suerte, ha servido de poco para corregir los males endémicos y las reclamaciones crónicas de nuestros entes locales. Justo es señalar que, junto a dictámenes y borradores tan bien retribuidos como llenos de tópicos y que, levemente maquillados, se enjaretan aquí y allá, hay no pocos estudios, auspiciados por los diversos gobiernos, que son científicamente buenos en lo jurídico, demográfico, sociológico o hacendístico; pero lo cierto es que ni con ellos ni con las reformas legislativas subsiguientes se ha erradicado la corrupción o el transfuguismo, se ha fijado población en las comarcas rurales, se han igualado los estándares de calidad en los servicios recibidos o se ha solventado la pésima financiación de unos municipios, para colmo condenados a penar con unas mal llamadas competencias impropias por las que se les compensa tarde, mal o, simplemente, nunca.
Mi escasa fe en las reformas legales en este campo la justifico con la experiencia asturiana: somos casi la excepción, entre las comunidades autónomas, al no contar con una Ley Local propia. Y para colmo, los tres parches legislativos de 1986 (concejos, comarcas y parroquias) constituyeron un estrepitoso fracaso aplicativo. Pero no ha pasado nada ni creo, por ello, que nuestros ayuntamientos estén peor que los de territorios vecinos con normativa más general y ambiciosa. Bien es cierto que Asturias pudo explorar las posibilidades de legislación singular para municipios mineros, e industriales -en crisis-, rurales o con grandes valores histórico-artísticos y, penosamente, no se hizo nada al respecto. Incluso un antiguo gestor del asunto me reconoció que desconocía que la ley estatal permitiera a las comunidades autónomas ahondar en esas peculiaridades que encajan tan de lleno en muchos de nuestros concejos.
Tampoco sirve de mucho la garantía de la autonomía local en los términos etéreos con los que la viene concibiendo, desde la sentencia 32/1981, de 28 de julio, el Tribunal Constitucional, al precisar que aquélla no asegura un contenido concreto o un ámbito competencial determinado y fijo, sino la preservación de la institución en términos recognoscibles para la imagen que de la misma tiene la conciencia social en cada tiempo y lugar. La autonomía local, por tanto, se vincularía con un derecho de la comunidad local a participar, a través de órganos propios en el gobierno y administración de cuantos asuntos le atañen, pero no es una suma de competencias -y menos exclusivas-, sino un contenido mínimo, aunque no simbólico, que el legislador estatal o autonómico debe respetar, pero que permite, por tanto, configuraciones legales diversas e igualmente válidas en cuanto respeten aquella garantía institucional.
Tal construcción, al referirse a nociones metafísicas, basadas en imágenes y conciencias sociales, a los ayuntamientos no les solventa nada. A lo sumo, les protege de tutelas indiscriminadas por razones de oportunidad. Pero ni les asigna indefinidamente un núcleo rígido de atribuciones ni mucho menos les asegura su correcta financiación, pese a lo que indica el artículo 142 de la Constitución. A la protección de un mínimum competencial propio de los ayuntamientos (a falta de un precepto preciso en la Constitución española, como sí ocurre en la brasileña) se han referido, en una innovación del mayor interés, los nuevos estatutos de autonomía y, muy destacadamente, los de Cataluña y Andalucía. Pero el tema financiero sigue en el aire, habiéndose aplazado el compromiso gubernamental con la FEMP, de 2006, de abordar conjuntamente la financiación autonómica y la local. Cómo no, la eximente, no dudo que cierta, es la crisis, que se invoca a modo de estado de necesidad.
Acabo de aludir al Estatuto catalán. En él se observa una muy discutible relectura de la noción de «bases» y su concreta plasmación en el ámbito de las competencias de régimen local. Parecería oportuno no precipitarse, desde el Gobierno y el Parlamento estatal, a la hora de sacar a la luz una nueva ley básica del gobierno municipal y provincial sin antes tener claras las coordenadas a fijar -Dios sabe cuándo- por el Tribunal Constitucional y la forma de ensamblar ley y estatutos, incluidos los que aún no se han reformado.
Y también parecería hora, máxime en tiempos de crisis y ajustes, como ha anunciado la vicepresidenta Salgado, de dejar de ser reos del clientelismo político y afrontar con valentía la reducción del número de miembros de las corporaciones locales, cuestión actualmente regulada en la legislación electoral y, en cierta medida, del personal. Como ya he defendido más veces, en unas entidades con multitud de servicios gestionados por el sector privado, ¿son necesarios tantos cargos electos? ¿Hacen falta los mismos empleados públicos que si todo se siguiera ejecutando directamente? Particularmente creo que 21 concejales, varios liberados, en un ayuntamiento de 20.001 almas es un exceso. O 27 representantes en uno de 250.000 ó 25 en una Diputación cuya provincia tiene una población mínima.
Pero sobre todo -y ya que hablamos de ahorro en gestores-, bien puede decirse que una reforma del gobierno local que no afronte decididamente la correcta financiación de las entidades concernidas, podrá ser monumental jurídicamente, pero un monumento a la nada a fin de cuentas.
http://www.elcomerciodigital.com/prensa/20100307/opinionarticulos/escepticismo-municipalista-20100307.html
Hace algunas semanas, una prestigiosa publicación periódica con más de ciento veinte años de historia, 'La Administración práctica', me invitó a realizar una reflexión sobre los cambios, aún imprecisos, que se anuncian para el municipalismo español. Parecía un momento oportuno, aunque fuera un comentario forzosamente breve, dado que el nuevo Ministerio de Política Territorial ha exhumado, reciclado o sacado de la chistera -que aún no he calibrado el alcance de la novedad- un anteproyecto de Ley del Gobierno Local que sustituirá, si sale adelante, a la vigente Ley Reguladora de las Bases de Régimen Local, de 2 de abril de 1985. Quisiera compartir con los lectores de este diario las consideraciones que al respecto me atreví a hacer sobre determinadas circunstancias materiales y temporales, jurídicas y de oportunidad que no debieran ser soslayadas ante un reto normativo de tanta trascendencia. Obvio es recordar que las líneas que siguen no son otra cosa que percepciones o convencimientos personales derivados de los años, ya muchos, de estudio del régimen local y de los ejercicios, felizmente pocos, dedicados a una política municipal tan interesante como ingrata.
Comenzaré tirando piedras contra mi propio tejado de teórico de este ámbito, porque, de la experiencia en un ayuntamiento y de las muchas horas de conversaciones con alcaldes y concejales de todos los colores y territorios, afirmo, deseando equivocarme, que la interminable saga de informes, diagnósticos, libros blancos y documentos técnicos de toda suerte, ha servido de poco para corregir los males endémicos y las reclamaciones crónicas de nuestros entes locales. Justo es señalar que, junto a dictámenes y borradores tan bien retribuidos como llenos de tópicos y que, levemente maquillados, se enjaretan aquí y allá, hay no pocos estudios, auspiciados por los diversos gobiernos, que son científicamente buenos en lo jurídico, demográfico, sociológico o hacendístico; pero lo cierto es que ni con ellos ni con las reformas legislativas subsiguientes se ha erradicado la corrupción o el transfuguismo, se ha fijado población en las comarcas rurales, se han igualado los estándares de calidad en los servicios recibidos o se ha solventado la pésima financiación de unos municipios, para colmo condenados a penar con unas mal llamadas competencias impropias por las que se les compensa tarde, mal o, simplemente, nunca.
Mi escasa fe en las reformas legales en este campo la justifico con la experiencia asturiana: somos casi la excepción, entre las comunidades autónomas, al no contar con una Ley Local propia. Y para colmo, los tres parches legislativos de 1986 (concejos, comarcas y parroquias) constituyeron un estrepitoso fracaso aplicativo. Pero no ha pasado nada ni creo, por ello, que nuestros ayuntamientos estén peor que los de territorios vecinos con normativa más general y ambiciosa. Bien es cierto que Asturias pudo explorar las posibilidades de legislación singular para municipios mineros, e industriales -en crisis-, rurales o con grandes valores histórico-artísticos y, penosamente, no se hizo nada al respecto. Incluso un antiguo gestor del asunto me reconoció que desconocía que la ley estatal permitiera a las comunidades autónomas ahondar en esas peculiaridades que encajan tan de lleno en muchos de nuestros concejos.
Tampoco sirve de mucho la garantía de la autonomía local en los términos etéreos con los que la viene concibiendo, desde la sentencia 32/1981, de 28 de julio, el Tribunal Constitucional, al precisar que aquélla no asegura un contenido concreto o un ámbito competencial determinado y fijo, sino la preservación de la institución en términos recognoscibles para la imagen que de la misma tiene la conciencia social en cada tiempo y lugar. La autonomía local, por tanto, se vincularía con un derecho de la comunidad local a participar, a través de órganos propios en el gobierno y administración de cuantos asuntos le atañen, pero no es una suma de competencias -y menos exclusivas-, sino un contenido mínimo, aunque no simbólico, que el legislador estatal o autonómico debe respetar, pero que permite, por tanto, configuraciones legales diversas e igualmente válidas en cuanto respeten aquella garantía institucional.
Tal construcción, al referirse a nociones metafísicas, basadas en imágenes y conciencias sociales, a los ayuntamientos no les solventa nada. A lo sumo, les protege de tutelas indiscriminadas por razones de oportunidad. Pero ni les asigna indefinidamente un núcleo rígido de atribuciones ni mucho menos les asegura su correcta financiación, pese a lo que indica el artículo 142 de la Constitución. A la protección de un mínimum competencial propio de los ayuntamientos (a falta de un precepto preciso en la Constitución española, como sí ocurre en la brasileña) se han referido, en una innovación del mayor interés, los nuevos estatutos de autonomía y, muy destacadamente, los de Cataluña y Andalucía. Pero el tema financiero sigue en el aire, habiéndose aplazado el compromiso gubernamental con la FEMP, de 2006, de abordar conjuntamente la financiación autonómica y la local. Cómo no, la eximente, no dudo que cierta, es la crisis, que se invoca a modo de estado de necesidad.
Acabo de aludir al Estatuto catalán. En él se observa una muy discutible relectura de la noción de «bases» y su concreta plasmación en el ámbito de las competencias de régimen local. Parecería oportuno no precipitarse, desde el Gobierno y el Parlamento estatal, a la hora de sacar a la luz una nueva ley básica del gobierno municipal y provincial sin antes tener claras las coordenadas a fijar -Dios sabe cuándo- por el Tribunal Constitucional y la forma de ensamblar ley y estatutos, incluidos los que aún no se han reformado.
Y también parecería hora, máxime en tiempos de crisis y ajustes, como ha anunciado la vicepresidenta Salgado, de dejar de ser reos del clientelismo político y afrontar con valentía la reducción del número de miembros de las corporaciones locales, cuestión actualmente regulada en la legislación electoral y, en cierta medida, del personal. Como ya he defendido más veces, en unas entidades con multitud de servicios gestionados por el sector privado, ¿son necesarios tantos cargos electos? ¿Hacen falta los mismos empleados públicos que si todo se siguiera ejecutando directamente? Particularmente creo que 21 concejales, varios liberados, en un ayuntamiento de 20.001 almas es un exceso. O 27 representantes en uno de 250.000 ó 25 en una Diputación cuya provincia tiene una población mínima.
Pero sobre todo -y ya que hablamos de ahorro en gestores-, bien puede decirse que una reforma del gobierno local que no afronte decididamente la correcta financiación de las entidades concernidas, podrá ser monumental jurídicamente, pero un monumento a la nada a fin de cuentas.
http://www.elcomerciodigital.com/prensa/20100307/opinionarticulos/escepticismo-municipalista-20100307.html
«El transporte público sólo crece de forma espectacular cuando se penaliza al coche»
«El plan a los polígonos sólo mueve a 400 de los 15.000 operarios que hay y cuesta 200.000 euros, pero hay que seguir apostando por él» Carlos González Lozano Director general del Consorcio de Transportes de Asturias (CTA)
http://www.elcomerciodigital.com/prensa/20100307/asturias/transporte-publico-solo-crece-20100307.html
http://www.elcomerciodigital.com/prensa/20100307/asturias/transporte-publico-solo-crece-20100307.html
El examen que condiciona el plus de la carrera profesional avanza a dos velocidades
La evaluación para los docentes, que «está ya a punto», provoca «inquietud» en la mesa general y amenazas de protesta desde Suatea
Resolver lo urgente y aplazar lo demás. Bajo esta premisa, Gobierno y sindicatos abordaron la herida abierta el pasado mes de junio en la carrera profesional. Una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Asturias declaró entonces «anulable» este sistema, decisión que abrió la puerta a que 14.000 empleados públicos se vieran obligados a devolver un plus que llevaban dos años ingresando. Los jueces censuraban que la carrera carecía de leyes que la sustentaran, una laguna que la Administración consiguió solventar el pasado mes de diciembre.
Lo hizo con unas normas firmes, pero que dejaron varios cabos sueltos. Los pluses que funcionarios y trabajadores perciben desde 2007 por la carrera profesional están condicionados a que luego aprueben un examen. Ése es el principio del sistema: premiar a aquellos empleados de acreditada eficacia. La Consejería de Administraciones Públicas ha subrayado que «quien suspenda, tendrá que devolver todo el dinero porque se les ingresa como anticipo condicionado a la superación de esa prueba». Para no soliviantar a sus trabajadores, la consejera Ana Rosa Migoya matizó que esas evaluaciones serán «de improbable suspenso».
Ahí radica el segundo asalto de la carrera profesional. Administración y sindicatos se comprometieron a negociar en el primer trimestre de 2010 el contenido de esos exámenes. El plazo termina este mes y la obligación, sin embargo, se cumple a dos velocidades.
La más alta la pone Educación, de la que dependen 8.000 beneficiarios del plus. Consejería y sindicatos llevan tres semanas sentados en una mesa técnica de la que saldrá el examen al que se someterán los docentes asturianos. La ley aprobada marca cuatro ítems a desarrollar: la formación, la función tutorial, el desempeño de cargos directivos o la ocupación efectiva del puesto de trabajo. «El borrador está a punto de cerrarse, sólo le faltan unos flecos», dicen UGT y Anpe.
De las negociaciones participan también sindicatos como Suatea y la Federación de Educación de CC OO, que han destacado por su oposición al sistema de carrera profesional. Es un sector desde el que las cosas se ven distintas. «La Administración está de nuevo equivocándose. Intenta reeditar cuestiones que ya fueron rechazadas por el profesorado con las huelgas del año pasado, así que ya sabe el riesgo que corre», apuntan.
Los avances en la mesa de educación se observan con cierta sorpresa en la mesa general, que es la que debe negociar la evaluación para el resto de trabajadores públicos (excepción hecha del colectivo sanitario, que cuenta con una carrera propia). «No hay una negociación como tal y eso crea inquietud», lamenta Manuel Nieto 'Lito', de CC OO. La Consejería de Administraciones Públicas ha suministrado un documento con algunos de los puntos que debe medir el examen «pero son cosas muy generales que debemos discutir», abunda.
El tiempo apremia para ello. Es cierto que en este punto, el compromiso de Administraciones Públicas se limita a «negociar» el contenido del examen antes de que acabe el primer trimestre. Sin embargo existe un matiz: «Negociar» no obliga a llegar a acuerdos, sólo a sentarse y discutir. Así al menos lo ha defendido con anterioridad la propia consejería, un rigor técnico que permitiría que el mes termine sin una evaluación cerrada.
Sin embargo, los acuerdos sí fuerzan a abrir un nuevo periodo para adherirse a la carrera profesional a los empleados que ahora siguen al margen de ella. Sólo una vez se convocó este trámite: fue en 2007 y el plazo de suscripción se prolongó tres meses. Si se tiene en cuenta que este paso es previo a la evaluación y que los profesores deben pasar su exámenes antes de junio, el calendario se le está estrechando peligrosamente al Principado.
http://www.elcomerciodigital.com/prensa/20100307/asturias/examen-condiciona-plus-carrera-20100307.html
Resolver lo urgente y aplazar lo demás. Bajo esta premisa, Gobierno y sindicatos abordaron la herida abierta el pasado mes de junio en la carrera profesional. Una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Asturias declaró entonces «anulable» este sistema, decisión que abrió la puerta a que 14.000 empleados públicos se vieran obligados a devolver un plus que llevaban dos años ingresando. Los jueces censuraban que la carrera carecía de leyes que la sustentaran, una laguna que la Administración consiguió solventar el pasado mes de diciembre.
Lo hizo con unas normas firmes, pero que dejaron varios cabos sueltos. Los pluses que funcionarios y trabajadores perciben desde 2007 por la carrera profesional están condicionados a que luego aprueben un examen. Ése es el principio del sistema: premiar a aquellos empleados de acreditada eficacia. La Consejería de Administraciones Públicas ha subrayado que «quien suspenda, tendrá que devolver todo el dinero porque se les ingresa como anticipo condicionado a la superación de esa prueba». Para no soliviantar a sus trabajadores, la consejera Ana Rosa Migoya matizó que esas evaluaciones serán «de improbable suspenso».
Ahí radica el segundo asalto de la carrera profesional. Administración y sindicatos se comprometieron a negociar en el primer trimestre de 2010 el contenido de esos exámenes. El plazo termina este mes y la obligación, sin embargo, se cumple a dos velocidades.
La más alta la pone Educación, de la que dependen 8.000 beneficiarios del plus. Consejería y sindicatos llevan tres semanas sentados en una mesa técnica de la que saldrá el examen al que se someterán los docentes asturianos. La ley aprobada marca cuatro ítems a desarrollar: la formación, la función tutorial, el desempeño de cargos directivos o la ocupación efectiva del puesto de trabajo. «El borrador está a punto de cerrarse, sólo le faltan unos flecos», dicen UGT y Anpe.
De las negociaciones participan también sindicatos como Suatea y la Federación de Educación de CC OO, que han destacado por su oposición al sistema de carrera profesional. Es un sector desde el que las cosas se ven distintas. «La Administración está de nuevo equivocándose. Intenta reeditar cuestiones que ya fueron rechazadas por el profesorado con las huelgas del año pasado, así que ya sabe el riesgo que corre», apuntan.
Los avances en la mesa de educación se observan con cierta sorpresa en la mesa general, que es la que debe negociar la evaluación para el resto de trabajadores públicos (excepción hecha del colectivo sanitario, que cuenta con una carrera propia). «No hay una negociación como tal y eso crea inquietud», lamenta Manuel Nieto 'Lito', de CC OO. La Consejería de Administraciones Públicas ha suministrado un documento con algunos de los puntos que debe medir el examen «pero son cosas muy generales que debemos discutir», abunda.
El tiempo apremia para ello. Es cierto que en este punto, el compromiso de Administraciones Públicas se limita a «negociar» el contenido del examen antes de que acabe el primer trimestre. Sin embargo existe un matiz: «Negociar» no obliga a llegar a acuerdos, sólo a sentarse y discutir. Así al menos lo ha defendido con anterioridad la propia consejería, un rigor técnico que permitiría que el mes termine sin una evaluación cerrada.
Sin embargo, los acuerdos sí fuerzan a abrir un nuevo periodo para adherirse a la carrera profesional a los empleados que ahora siguen al margen de ella. Sólo una vez se convocó este trámite: fue en 2007 y el plazo de suscripción se prolongó tres meses. Si se tiene en cuenta que este paso es previo a la evaluación y que los profesores deben pasar su exámenes antes de junio, el calendario se le está estrechando peligrosamente al Principado.
http://www.elcomerciodigital.com/prensa/20100307/asturias/examen-condiciona-plus-carrera-20100307.html
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