ELOGIO DE LA POLÍTICA

FESTINA LENTE

jueves, 25 de noviembre de 2010

La anémica sociedad civil en Asturias

La Sociedad Civil se defne como el conjunto de individuos, organizaciones, instituciones y colectivos cívicos, voluntarios y sociales, que obran como mediación entre los Ciudadanos y el Estado, desarrollando su acción sin coacción y sobre la base de propósitos, intereses y valores  compartidos. Dicho de otro forma, se corresponde con todos los agentes de un país menos los actores políticos.
En Asturias la sociedad civil está domesticada por los partidos políticos, especialmente el PSOE, a base de subvenciones que fomentan una "perpetua minoría de edad" o o por la infiltración directa de los partidos en el propio tejido social.  Partitocracia expansiva que vampiriza la sociedad civil  y toma al asalto al estado

Los 16 grandes retos de España

Defnición de una identidad productiva singular para el país
Refuerzo de la Sociedad del Talento global
Mejora de la productividad total de los factores
Sofsticación de la oferta en bienes y servicios
Defnición de un modelo de Estado del Bienestar responsable (equilibrado y sostenible)
Sofsticación sostenible de la demanda
Acercamiento al Ciudadano y personalización del modelo de bienestar
Sostenibilidad económico-fnanciera
Sostenibilidad social
Sostenibilidad medioambiental
Posicionamiento-país positivo, singular y creíble
Capitalización del posicionamiento geoestratégico del país
Exposición y movilidad globales
Representatividad, equilibrio e independencia de Poderes
Fiabilidad y adaptabilidad de las instituciones
Corresponsabilidad (ciudadana y administrativa) entre derechos y deberes

El estatuto del aprendiz

JUAN JOSÉ DEL CAMPO GOROSTIDI DOCTOR INGENIERO DE MINAS Considero que el sistema de relaciones laborales ha de servir a dos fines primordiales: el progreso del hombre mediante el trabajo y la competitividad de la empresa. Sin convenimos en ello, la conclusión es clara. Nuestro sistema no cumple ni un fin ni otro. Lideramos el paro y ocupamos la posición 33.ª en el ranking de competitividad mundial.

Probablemente sea cierto que nunca en España dispusimos de una juventud mejor preparada ni que nunca antes fueron tantos los medios aplicados a la formación continua. Sin embargo, abundan los parados y faltan profesionales. ¿Qué estamos haciendo para resolver esta paradoja? A la vista de los resultados, nada efectivo.

Es necesario incentivar y mejorar el proceso de incorporación de los jóvenes al trabajo. Ni la formación profesional ni la universitaria pueden concluir con unas efímeras prácticas o un proyecto fin de carrera. El joven ha de completar su formación en la empresa, como aprendiz, antes de recibir el título que le acredita como profesional.

Considero adecuado para ello un período de dos años. A lo largo del mismo, el aprendiz se especializa en un oficio o función, desarrollando un itinerario profesional guiado por un monitor de taller o titulado senior de la empresa, contando además con el referente académico del profesor tutor del centro en el que cursa sus estudios. El alumno es evaluado, de forma continuada, con controles periódicos bien definidos, recibiendo al término de los dos años el certificado de aptitud profesional o/y título.

El aprendiz recibiría durante su formación el salario equivalente al contrato en prácticas, estando exento del IRPF, al tiempo que a la empresa se la eximiría de las cargas sociales asociadas al contrato. Llegado a término el contrato de aprendizaje, aquellas empresas que incorporaran a su plantilla, en los términos que regule el convenio colectivo, aprendices titulados de segundo año y crearan empleo neto en términos anuales serían beneficiarias de una rebaja en las cotizaciones sociales cada año que la situación se mantuviera. Ello permitiría incorporar y formar a muchos jóvenes, al tiempo que aparecerían empresas ejemplares en la aplicación del estatuto del aprendiz, que servirían de guía y modelo a muchas otras. El sistema podría aplicarse tanto en una gran corporación como en una micropyme, lo que añade interés a la propuesta.

Es lamentable que no le demos a nuestra juventud la oportunidad de conocer la empresa, de completar su formación y de descubrir que el trabajo no es una condena sino el medio que procura a la persona su desarrollo. Invertir en educación y formación sin facilitar la incorporación de los jóvenes al mundo laboral es formar parados.

UPyD Asturias: Programa marco de educación

lPara garantizar  la viabilidad económica en el medio y largo plazo de los 3 servicios públicos fundamentales que prestan las CCAA  -sanidad, educación y servicios sociales-, será necesario acometer una serie de medidas de reforma de distinto carácter y alcance:

P.  31.- Medidas  comunes para mejorar la equidad interterritorial y paliar los inconvenientes de la descentralización:

31.1 - Normativa básica del personal de los cuerpos nacionales que permita acceder al empleo público  a    todos los ciudadanos españoles en todas las CCAA en igualdad de condiciones, evitando  los  agravios comparativos,  las  espirales salariales,  y facilitando  la movilidad entre CCAA.

31.2  - Aprovechamiento de economías de escala derivadas de la gestión centralizada que no merme la autonomía en la gestión, como  por ejemplo negociación conjunta de precios y condiciones con la industria farmacéutica.

31.3 - Coordinación de inversiones de interés nacional ejecutadas por varias CCAA.

32.2.-  Para conseguir  un sistema educativo nacional y democrático, y  mientras las competencias en Educación no sean recuperadas por el Estado, proponemos:

32.2.1- Armonización del currículum entre las diferentes CC.AA. y medidas para facilitar la movilidad del alumnado, los titulados y el profesorado en todo el territorio nacional en igualdad de condiciones y oportunidades, limitando la endogamia del sistema.

32.2.2 - La exigencia de conocimiento de lenguas distintas al español debe limitarse a los puestos de trabajo en las que éstas sean realmente necesarias para su desempeño.

32.2.3-  En las CC.AA. con dos lenguas cooficiales, escolarización en la lengua de elección y aprendizaje adecuado de ambas lenguas.

 32.2.4  -  Apoyo a la enseñanza de los valores democráticos, la Constitución y los Derechos Humanos.

32.2.5 - Eliminación del currículum de tópicos adoctrinadores nacionalistas, regionalistas o localistas.

32.2.6 - Laicidad de los centros públicos.

32.3. – Para mejorar la calidad educativa, proponemos la evaluación continua del sistema, de los centros y del profesorado a  todos  los niveles, mediante  la realización de pruebas externas por parte de alumnos y titulados, en lugar de los métodos actuales, ineficaces e insufriblemente burocráticos.

32.3.1  - Refuerzo de la Inspección, con funciones de apoyo y evaluación y no sólo de fiscalización.

32.3.2  -  Implantación de  la competencia  entre las universidades, mediante sistemas de financiación con incentivos para mejorar sus niveles de calidad y eficiencia.

32.3.3 - Fomento del refuerzo y la diversificación como alternativas a la repetición y el abandono.

32.3.4  -  Reconocimiento de los profesores como los verdaderos expertos en materia educativa.

32.3.5 - Valoración del esfuerzo, el aprendizaje, la excelencia y la responsabilidad.

32.3.6 - Dar prioridad a los objetivos de instrucción.

32.3.7 - Impulso decidido al aprendizaje de lenguas extranjeras, especialmente del inglés, fomentando la enseñanza bilingüe (o trilingüe en las CC.AA. con dos lenguas cooficiales).

32.3.8 - Impulso y dignificación de la Formación Profesional.

32.3.9  -  Refuerzo de la disciplina, reconocimiento del profesorado como autoridad pública y adopción de medidas eficaces contra el acoso escolar, especialmente el padecido por el alumnado especialmente vulnerable por su orientación sexual, origen étnico, lengua materna o cualquier otra condición.

32.3 - Igualdad de oportunidades en la educación mediante el fortalecimiento de la red pública (incluida la de educación infantil) y el control riguroso de los criterios de admisión en todos los centros  concertados  -sostenidos por fondos públicos-  para evitar la segregación por sexo, extracción social, origen étnico o cualquier otra condición, con exigencia de gratuidad real en todos los centros sostenidos con fondos públicos.
 
32.3.1- Apoyo a los alumnos con necesidades educativas especiales siguiendo un modelo flexible que se adecue a sus necesidades,  adoptando como opción preferente  su integración en los mismos centros y grupos que el resto de alumnos.

32.3.2 - Reducción de la brecha digital facilitando el acceso en condiciones de igualdad a las  nuevas tecnologías de la información y la comunicación (pero sin despilfarrar recursos en grandes proyectos populistas de escasa rentabilidad educativa).

32.4.2  -  Incentivación de la colaboración entre las universidades y las empresas en el ámbito de la investigación, sin detrimento de la investigación básica.

32.5  –  Financiación y racionalización  de la  inversión  en educación,  equivalente a la de los países más avanzados y garantizada por ley.
 
32.5.1 - Mejora de la eficiencia de la organización y gestión del servicio educativo, que debe estar presidida por los valores de exigencia, iniciativa, transparencia de resultados, autonomía y competencia entre centros.

32.5.2  -  Racionalización del número de universidades públicas mediante fusiones en función de la proximidad geográfica o la complementariedad académica.

Radiografía del profesorado asturiano: femenino, quemado, envejecido y urbanita

El sector, con unos 14.000 profesionales en la región, afronta el próximo 2 de diciembre sus elecciones sindicales



Mujer, cercana a los 50 años, con una docena de cursos de experiencia profesional, maestra de un colegio de zona urbana y dentro de la red pública. Éste podría ser el principal perfil de los docentes asturianos.

Hay otros, pero todos responden a patrones que condicionan para bien y para mal el sector. La enseñanza asturiana se feminiza, envejece (también gana en experiencia) y se concentra en las ciudades. Y además pierde poder adquisitivo. Y, por lo que cuentan muchos docentes, se quema.

Eran 14.200 en el año 2008, de los que 11.398 pertenecían a la red pública y 2.802, a la privada. Del número total, hay 4.628 hombres y 9.572 mujeres, es decir, más del doble. En las últimas oposiciones de Secundaria, la mayoría femenina supera el 60%, y en las anteriores de Primaria la proporción fue de 8 a 2.

Son los docentes que están llamados a las urnas el 2 de diciembre para elegir a sus representantes sindicales y formar una Junta de Personal que será la llamada a negociar asuntos de calado en los próximos cuatro años. Un colectivo que ayuda, y mucho, a que Asturias logre los mejores resultados académicos en comparación con otras comunidades autónomas, pero al que no se le ayuda en el reto de afrontar un relevo generacional lo suficientemente eficaz.

El 46,6% de los maestros asturianos de Primaria tiene más de 50 años, quince puntos más que la media nacional. Lo mismo ocurre con el 37,4% de los profesores de Secundaria en el Principado, ocho puntos más que la media española.

Asturias tiene en términos generales la plantilla docente pública más envejecida del Estado. Sólo el 2 por ciento de los profesores de Secundaria de la región tiene menos de 30 años. En Primaria ese porcentaje sube algo, hasta los 4,5 puntos, pero a considerable distancia de la media en España, que se cifra en el 14,2%, según cifras que salen del informe del Consejo Escolar en España.

Asturias tiene unos dos mil interinos trabajando. Las listas de interinos a la espera de destino profesional suma varios miles más. Otros tres mil jóvenes están matriculados en Enseñanza Superior con la vista puesta en la profesión docente, más un número indeterminado que accederá desde las diversas licenciaturas universitarias y tras el máster de formación del profesorado.

Hay cantera, pero se mueve poco. Los más de cuatrocientos puestos de Primaria en las oposiciones del pasado año han sido una excepción en las convocatorias más bien modestas en los últimos años. La tasa de interinidad se mueve ahora en torno al 14% sobre el total del profesorado.

Asturias lleva dos cursos con un ligero aumento de alumnos, en torno a los 140.000 contando todas las enseñanzas no universitarias. Se rompía así una tendencia a la baja que llevaba más de una década desalojando las aulas y cerrando escuelas rurales. El colectivo de profesores no ha variado apenas en los últimos ejercicios, aunque los sindicatos auguran que ese número total sufrirá recortes a causa de la crisis.

Los niños se mantienen, pero las necesidades educativas aumentan. La ratio profesor/alumnos es en Asturias de las más bajas de España, un par de puntos por debajo de la media nacional. Hay discrepancias de ratio entre sindicatos y Administración (entre 8 y 9,5 niños por profesor, según las fuentes), pero las estadísticas nos favorecen en ambos casos respecto a lo que ocurre en otras comunidades -algunas por encima de los 12 alumnos por docente.

Ratios más bajas y sueldos también más bajos que la media, aunque la horquilla en las nóminas se ha extrechado en los últimos dos años. Tradicionalmente los docentes asturianos, tanto en la red pública como en la privada concertada, se situaban en el furgón de cola salarial junto a los de Galicia y Extremadura. Pero salvo el País Vasco, que va por libre, las diferencias son escasas. Un profesor de Secundaria en Madrid gana, por término medio, entre un 10 y un 15% más que uno en Asturias, pero ¿cuánto cuesta trabajar y vivir en Madrid?

El profesorado asturiano se carga de años y no acaba de arrancar en materia de estabilidad. Los planes para que el número de interinos no sobrepasase el 8% del total del profesorado siguen aparcados y lejos de esas cifras. Hay otro problema, y es que más de un treinta por ciento de las contrataciones de interinos tienen carácter de media jornada. Para muchos, menos es nada.

Cabreados pero eficaces, los resultados de las pruebas de diagnóstico por parte del Ministerio de Educación son clarificadores.

En este estado de cosas llegan las elecciones sindicales que renovarán la Junta de Personal y en medio de una ruptura profunda de relaciones entre los sindicatos con representación en el sector. Dos de ellos, ANPE y FETE-UGT, firmaron el acuerdo con la Administración para poner en marcha la ley de Evaluación. Los otros tres, CC OO, SUATEA y CSIF, dijeron no. Habrá que ver a quién le sale bien la jugada y a quién no.

La cultura sin cultura

Los males que acucian hoy a la cultura universal son el consumismo, su conversión en mercancía. El poder de la inteligencia ha sido sustituido por el de los medios de comunicación. Todo es espectáculo

CÉSAR ANTONIO MOLINA

EL PAÍS  -  Opinión - 25-11-2010 Cuando se acaba de leer La cultura-mundo, de Gilles Lipovetsky y Jean Serroy (Anagrama 2010, traducción de Promoteo-Moya), la desazón es terrible. Y lo es no por lo que se cuenta, ya sabido, sino por la constatación documental y fehaciente de los males que acucian hoy a la cultura. No a la cultura de uno u otro país, sino a la cultura universal invadida por la industria y el consumismo y cada vez más ajena a su función secular de explicar y entender el mundo. Una cultura sometida a los gustos del público y destinada al éxito inmediato, al consumo como una mercancía más. El lector transformado en consumidor mientras, el creador, el escritor o el artista, en simple productor de servicios.
El desencanto de la vida intelectual es cada vez mayor, se nos dice. El valor de la cultura ha sufrido en las últimas décadas una depreciación irrecuperable, los grandes maestros han desaparecido (Foucault ya lo avisó), las grandes obras están solo en el pasado y un amplio sector de la vida intelectual se ha entregado al funcionariado universitario y a la comercialización. Hoy en día, la pérdida del peso que tenían las obras literarias, artísticas o filosóficas en la esfera pública es una triste realidad. El poder de la inteligencia ha sido sustituido por el poder de los medios de comunicación que fabrican más celebridades que los círculos de eruditos e intelectuales. Celebridades que opinan desde su incultura como si fueran sabios. Hoy se escucha más a un cantante, a un deportista, o a una estrella del star-system que a un intelectual. Así lo explican los autores, Lipovetsky y Serroy: "Desacralización del mundo de las ideas, eclipse de los guías del espíritu humano, desaparición del poder intelectual". El consumidor no ha gozado jamás de tanta libertad y tanta oferta para consumir productos efímeros, y si antes la cultura proporcionaba conocimientos imperecederos, hoy día la "incertidumbre" y la "desorientación" son los sentimientos que invaden nuestro mundo democrático en una transformación de dimensiones jamás sospechadas: familia, identidad sexual, educación, moda, tecnologías, alimentación. La cultura humanista está hoy abandonada por jóvenes entregados al becerro de oro de las redes de comunicación. Cualquier respuesta la obtienen -o creen obtenerla- allí, en el poder cada vez mayor de la información sobre el conocimiento. O, si se prefiere, en el poder cada vez mayor de la economía sobre la cultura. Las industrias de lo imaginario, del entretenimiento, se alzan sobre los valores del espíritu, la meditación, la reflexión. Lo útil sobre lo inútil. La cultura se convierte en industria, en la forma de un complejo mediático-comercial que es el motor del crecimiento de las naciones desarrolladas. Las exportaciones de la industria cinematográfica, audiovisual, editorial, los beneficios derivados de la enseñanza de las grandes lenguas, producen hoy tantos ingresos como cualquier otra industria. Y esos beneficios también conllevan mutaciones en la cultura. Al prestigio se le opone la rentabilidad; a la reflexión, la facilidad. El peso económico en la cultura la distorsiona, la infantiliza, la empobrece. El mundo hipermoderno, tal como lo estudian estos dos autores, está organizado alrededor de cuatro polos estructuradores que configuran la fisonomía de los nuevos tiempos: hipercapitalismo, hipertecnificación, hiperindividualismo y el hiperconsumo. Es decir, la fuerza motriz de la globalización económica, la universalización técnica, la respuesta del individuo frente a la masificación y universalización y, finalmente, el hedonismo comercial como felicidad. En medio de esta cultura sin fronteras se alza la sociedad universal de consumidores, cada vez más anónimos, más satisfechos, más alienados. La cultura va perdiendo batallas y también la política. De ello se deriva el escepticismo y desconfianza hacia los políticos, el descenso de la militancia y la confusión de las identidades ideológicas. Internet es un peligro para el vínculo social, añaden los autores de La cultura-mundo, en la medida en que, en el ciberespacio, los individuos se comunican continuamente, pero se ven cada vez menos. En esta era digital los individuos llevan una vida abstracta e informatizada, en vez de tener experiencias juntos quedan enclaustrados por las nuevas tecnologías. Al mismo tiempo, mientras el cuerpo deja de ser el asidero real de la vida, se forma un universo descorporeizado, desensualizado, desrealizado: el de las pantallas y los contactos informáticos. Lipovetsky y Serroy, por cierto, con dos años de anticipación, resumían perfectamente la espeluznante película de David Fincher La red social, basada en la invención de Facebook, un fenómeno social tan revolucionario como inquietante. Fue la Escuela de Fráncfort la primera que habló, hace más de medio siglo, de industria cultural, refiriéndose a la reproducibilidad de las obras de arte destinadas a un mercado de mayor consumo. Adorno y Horkheimer ya nos previnieron de los males de la cultura masificada, aunque no se imaginaron los extremos sin retorno a los que llegaríamos. Aquella alarma se ha convertido hoy en una gran amenaza y, cada vez más, la cultura revolucionaria de creación que desprecia el mercado está siendo devorada inmisericorde por la cultura industrial, menos exigente, más accesible, menos elitista, más divertida, evasiva y conformista. En una civilización así, ¿qué queda de los ideales humanistas sobre los que se levantó la cultura occidental? ¿Qué clase de ser humano producirá esta nueva civilización? El homo sapiens se ha transformado en pantalicus, absorbido por la televisión, por las pantallas de los ordenadores. El mundo existe por las imágenes que aparecen en la pantalla y los individuos lo conocen tal como se deja ver. La televisión cambia el mundo: el mundo político, la publicidad, el ocio, el mundo de la cultura. Hoy no existe más que lo que se ve en televisión, lo que ve la masa, lo que todos comparten. Es el triunfo de la sociedad de la imagen y sus poderes. Frente a la oralidad, frente a la escritura, frente al pensamiento, la imagen aparece como un tótem absoluto. Y, mientras tanto, los escritores, los intelectuales, los artistas negociando sus derechos de autor a través de los agentes -exactamente como en la industria del espectáculo- y empujándose para estar en las listas de los más vendidos, que ya no son por fuerza los mejores. Un libro vendido equivale a un votante. Éxito, superventas, récords, firmas masivas: lo que no se vende ya no puede ser bueno. Las obras de arte acaban en las subastas, en el mercado más escandaloso, vulgar. Todo es ya espectáculo. Los museos-espectáculo, elevados al rango de objeto turístico de masas, semejan tan solo hipermercados apenas más refinados. Los museos, antes lugares de recogimiento, son hoy espacios para el bullicio y el aturdido turismo cultural. Las obras de los museos no se contemplan, se consumen. Hay un dato interesante aportado en La cultura-mundo: según una encuesta, un visitante medio pasa entre 15 y 40 segundos mirando El rapto de las sabinas de David; entre cinco y nueve segundos, La gran odalisca de Ingres. ¿Cuántos ante Las meninas o El Guernica? Y ante esa visión relámpago ¿qué conocimiento obtendrán? Sin embargo, los museos hoy solo son relevantes por el merchandising adquirido en sus tiendas. ¿Cómo salvarnos? Estoy absolutamente de acuerdo con la solución que dan los dos filósofos: solo la educación está a la altura del problema. Pero escuela y universidad no funcionan. ¿Es aún una tarea posible? La cultura, como valor espiritual, según aprendimos de Valéry, está en vías de extinción, destronada por la industria, el consumo y la mal llamada cultura mediática. Hoy, la lectura, y lo sé por mi propia experiencia docente, no está entre las preferencias de los estudiantes, si bien en el ordenador no paran caóticamente de leer y escribir. El mismo desinterés cunde en otras actividades culturales antaño masivas: teatro, cine, conciertos de música clásica y recitales. Como Lipovetsky y Serroy comentan, el capitalismo y el placer consumista han derribado a la cultura literaria y artística del pedestal en que estaba: en ese espectro ambiental "lo insignificante tiene ya valor cultural" y las jerarquías que no hace mucho distinguían la cultura noble de la cultura de masas han desaparecido. Este es el mar de las tinieblas en que navegamos. Siempre habrá náufragos que mantengan la memoria del origen, siempre alguien se librará y cuando eso suceda, la verdadera cultura permanecerá como tabla de salvación. El libro de Lipovetsky y Serroy es una llamada de atención desesperada, una muestra nada exagerada de que nuestra civilización sufre una crisis de valores de grandes proporciones.