P rimero fueron las declaraciones rotundas y el nada cambiará. Pero recuperada la serenidad, el iniciar la revisión del plan y por tanto el camino al cumplimiento de la sentencia era obligado. Y es que este fallo ha tenido la virtualidad política de desnudar el mal que aqueja al urbanismo gijonés hace años, un mal conocido en los que ejercen el poder sin oposición por décadas, la prepotencia. Un mal que se manifiesta incluso cuando se rectifica pero se advierte que nada cambiará, cuando se asumen de forma altisonante responsabilidades políticas sin ninguna trascendencia práctica, y cuando se da cumplimiento a un fallo judicial de profundo calado pero se disimula con el defecto formal intrascendente.
Nadie debería engañarse: la discusión sobre ese modelo de 'urbs in rure' que transforma en urbanas importantes áreas de la zona rural, tendrá que retomarse. No sólo por imperativo legal, sino por un imperativo ciudadano. ¿Acaso estamos en las mismas circunstancias que en el año 2002? ¿Qué necesidades justifican hoy la construcción de 4.000 viviendas en Castiello o 600 en Cabueñes? ¿Qué fue de la cantinela de que nuestro modelo de desarrollo no puede seguir basado en la construcción?
En definitiva, la ciudad, el país, no son ya lo que eran en el 2002. Y no cabe acudir al latiguillo del que no esté de acuerdo que no me vote. Porque ya sabemos, más después de esta sentencia, que en democracia no hay legitimidad posible al margen de la legalidad. Y tampoco conviene seguir tentando a la suerte que de algo podemos estar seguros, dados los trámites que será necesario completar, la Corporación que tendrá que aprobar esta revisión del plan que ahora se inicia será distinta de la actual y los juegos de mayorías y minorías, y aunque parezca increíble, también en Gijón por voluntad ciudadana pueden cambiarse.
http://www.elcomerciodigital.com/gijon/20090722/gijon/urbs-rure-jose-ignacio-20090722.html
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