Las supuestas declaraciones de José Manuel Sariego en la presentación del informe político ante el comité municipal del PSOE el pasado Sábado causan asombro. Pasemos por alto las encuestas congeladas y propagandísticas sobre valoración de líderes e intención de voto en la ciudad; las apolilladas referencias a los fantasmas de Franco, Thatcher y Reagan; la ausencia de autocrítica después de treinta años gobernando y los eslóganes triunfalistas sobre "el momento espectacular que vive Gijón y Asturias" cuando lo cierto es que estamos en la cola de casi todas las listas menos en número de empleados públicos, protección del oso pardo y calidad de vida para la clase pasiva con dinero y salud. Ahora bien, por lo que no se puede pasar es por aceptar que el Sr. Sariego siga echando balones fuera y vuelva a culpar a los vecinos de la anulación del PGOU manifestando una obstinación que solo puede ser fruto del interés partidario o de una orgullosa prepotencia.
El Señor Sariego, con sus declaraciones, desprecia a la Justicia y a los jueces; es mas, parece que no se ha leído las sentencias al decir que la anulación fue solo por cuestiones de procedimiento. Lo que recogen la sentencias, entre otras irregularidades, es que se nos hurtó a los gijoneses el derecho a participar en el debate sobre el modelo de ciudad que queremos porque se intentó hacer pasar por modificaciones lo que era una revisión del plan urbano en toda regla. O sea, un deficit democrático .
El colmo de la táctica defensiva del “balón fuera al patadón” ha sido culpar de la anulación del PGOU al “ afán de lucro desmedido de los vecinos demandantes” (mas bien legítimos intereses creen los jueces) .El Sr. Sariego no practica un “juego bonito ni valiente”. No hubiera estado mal que nuestro concejal hubiera hecho una reflexión política sobre el asunto Cabueñes y como casa el “modelo de urbanismo transparente y de interés general” que el PSOE dice defender con el insostenible pelotazo de seis millones de euros del misterioso ente llamado Hoyant" . En fin, jugando así merecen perder el partido.
Armando F. Bartolomé
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