Una Constitución herida

PACO G. REDONDOPROFESOR DE GEOGRAFÍA E HISTORIA Opinión de Gijón, correcto el título. Perspectiva desde Gijón y relativa a Gijón, no sólo sobre Gijón, que podría caer en la irrelevancia o el paletismo. Se cumple el 31.º aniversario de la Constitución española democrática, pero nuestra ley de leyes no está para muchas celebraciones. Violada de hecho por los gobiernos en Cataluña, Baleares y Galicia, dentro de una cruzada antiespañola que pretende buscar en los reinos de taifas progresía y justificación para sus clanes partidistas.El Estado autonómico español se planteó durante la transición democrática pilotada por el centrista Adolfo Suárez y el socialista Felipe González como una respuesta flexible a la pluralidad, el famoso pero pronto desbordado «café para todos», recogido en la fórmula «regiones y nacionalidades» de su artículo 2.º que hacía referencia a Cataluña, Galicia y País Vasco, las tres comunidades que tuvieron Estatuto de autonomía durante la II República. Qué vergüenza ajena, cuando esta primavera estuve en la manifestación de Santiago de Compostela organizada por Galicia Bilingüe, bajo el lema «Sí, queremos elegir», donde nos reunimos unas 10.000 personas en la Alameda. En la cola de la marcha, unas decenas de nacionalistas radicales disfrazados de «españoles»: flamencas, toreros, obispos, militares, fascistas... con la supuesta intención de ridiculizar e insultar a los españoles -gallegos o no- por el mero hecho de serlo.Al iniciarse la marcha, insultos y forcejeos; por las calles del casco viejo, lluvia de botellazos rápidamente atajada por los antidisturbios, en las paredes, carteles que decían: «Na Galiza, só em Galego. Galicia bilingüe fora da Galiza» sobre la imagen de un joven lanzando un cóctel molotov. En Cataluña, sólo el catalán lengua vehicular en la enseñanza (para todas las asignaturas). El español, 2 horas semanales, el inglés, 3: ¿Se imaginan que en Baviera no pudieran estudiarse las asignaturas en alemán?Ahora vemos a 12 periódicos catalanes -subvencionados por el poder- defender en un editorial conjunto la insolidaridad (más dinero para una región por ser más rica, en proporción a su PIB), y la relación bilateral con España del Estatut, presionando a la Justicia. Parece que hubiéramos retrocedido a los años del No-Do. La dignidad de Cataluña, como si las hectáreas tuvieran dignidad. La dignidad, los derechos y las libertades corresponden a los ciudadanos, no a los territorios.Claro que el Tribunal Constitucional es una caricatura de eso que Montesquieu llamaba la división de poderes, para evitar el abuso de poder y autoritarismo por parte del Gobierno ejecutivo, convertido en rehén de las cuotas de los partidos políticos que les nombran y etiquetan «conservadores» y «progresistas»: ¿No debería la Justicia ser ciega e imparcial? Casi 5 millones de parados. Y frente a la Europa de la integración, la España de las barreras: ¿Volveremos al aislamiento y atraso?Hay quien piensa que aquí, en Asturias, cuna de España, haría falta otro partido nacionalista para competir con el independentismo vasco o catalán en exigir más autonomía (¿mayor eficacia administrativa?) y chantajear al Gobierno central a cambio de aprobar los Presupuestos. Yo echo en falta un partido centrado y nacional, como el CDS de Adolfo Suárez, liberal y progresista, pero no para ser muleta de los otros, sino con una alternativa propia, sin fulanismos, con programas y propuestas.