Desde hace décadas, en España tenemos de forma permanente una tasa de paro que duplica la de todos los países de nuestro entorno político y económico, lo cual indica la existencia de factores específicos que originan esa diferencia.
El altísimo desempleo existente en nuestro país, constituye un grave problema social y económico. Existen distintos medidores estadísticos, pero, incluso tomando los datos oficiales, superamos los 4.000.000 de parados y el porcentaje de desempleo es cercano al 20%, y según otras estimaciones, lo sobrepasaría. Incluso, en los años de bonanza económica la tasa de paro no ha bajado casi nunca del 10%, cuando otros países tenían el 5%.
El paro, tiene una gran trascendencia social ya que significa que una persona con actitud y aptitud para el trabajo, es decir, queriendo trabajar y teniendo facultades para ello, no puede trabajar, lo cual es alienante para el individuo. Por otra parte, a nivel económico tiene un efecto muy negativo ya que una persona desempleada percibe recursos del Estado y, en cambio, no aporta ingresos al mismo.
Existe casi unanimidad en cuanto a defender la conveniencia de un cierto grado de protección económica para un desempleado, ya que un desempleo alto, sin protección económica para el parado, generaría inseguridad ciudadana y un drama personal para el afectado. En cambio, una extensa protección económica, supone un grave problema para el resto de ciudadanos, hace peligrar la estabilidad del sistema de pensiones, aumenta el déficit, resta competitividad a las empresas y genera más paro.
El desempleo en España, tiene mayor incidencia que en el resto de países desarrollados por las siguientes razones:
-Hay una gran desconexión entre la formación académica y la necesaria para el mundo laboral. Se ha descuidado la Formación Profesional, siendo el área principal de generación de empleo en toda Europa. En cambio, aquí factores sociales y una política educativa errónea a lo largo de décadas, han propiciado el descuido del área de FP.
-La percepción que tienen muchos ciudadanos de que, aunque no trabajen, van a percibir ayudas públicas de forma casi indefinida, desincentiva la búsqueda de un trabajo. Conviene recordar que un parado es el que, queriendo trabajar, no lo consigue, no aquel que no encuentra justo el trabajo ideal que busca, porque muchos de los que trabajan tampoco consideran que su trabajo sea el idóneo y no por eso lo abandonan. El rechazo de ofertas de empleo debería de implicar el corte de las prestaciones, como sucede en casi todos los países.
-Hay una regulación laboral compleja e inflexible. Las políticas laborales están teniendo el objetivo de eliminar conflictividad social más que el de generar empleo. No ha habido, desde los Pactos de la Moncloa, hace tres décadas, un verdadero 'Acuerdo nacional sobre el empleo' que permitiese legislar buscando crear empleo y pensando en el mañana y no solo en cómo evitar una manifestación o una huelga inmediata. La existencia de normas rígidas y anticuadas resta dinamismo al mercado laboral. El carácter tuitivo-protector del derecho laboral español ha acabado por perjudicar al trabajador, en lugar de beneficiarlo, ya que contribuye a generarle el peor de todos los males, el paro. Además, nuestros universitarios se tienen que ir a otros países, con la sangría de capital humano que eso significa. Es urgente una reforma laboral que unifique indemnizaciones y reduzca la precariedad.
-Existe mucha economía sumergida, que hace que haya personas trabajando sin estar oficialmente dadas de alta. Esto engorda artificialmente las cifras del paro y constituye una competencia desleal respecto a quienes cumplen con sus obligaciones, además de ser una merma enorme de ingresos para el erario público. La existencia de controles formalistas y no dirigidos al fondo del problema y una nula conciencia social tienen la culpa.
-Hay personas apuntadas en las listas del INEM sin intención real de trabajar, a la espera de posibles ayudas económicas, lo cual falsea la cifra real del paro, aunque, en sentido contrario, no se están computando como desempleados muchos parados que realizan cursos de reciclaje y formación, ni tampoco se computan como parados los prejubilados, cuando en el fondo lo son.
-La lógica resistencia a la movilidad geográfica, por motivos familiares y personales, hace difícil el aprovechar oportunidades de empleo. Pero, este factor ha perdido peso con el paso del tiempo.
-El fracaso del INEM como tal, que se ha convertido en una 'Oficina de Desempleo' y dedica casi todo su tiempo a gestionar prestaciones de desempleo y no a canalizar el empleo. Los parados no necesitan el 'plan @vanza' para fichar por Internet, lo que necesitan es un trabajo.
-La baja productividad del trabajo en España, motivada por una cultura del trabajo muy distinta a la anglosajona y por un escaso desarrollo tecnológico.
-Las cotizaciones sociales son un impuesto al empleo, y una reducción de las mismas produciría una disminución del desempleo y una reducción de la carga de las prestaciones sociales para el Estado, con lo cual disminuiría el déficit. Las empresas tendrían menos costes, el Estado mejoraría su situación al recaudar casi igual y gastar menos, aumentando el empleo. Se trata de repartir la carga entre más personas. Esa es la verdadera solidaridad. Las distintas bonificaciones en la cotización a la Seguridad Social discriminan a unos colectivos de trabajadores respecto a otros, generan ineficiencia y hacen que la selección de personal no se realice sólo por un criterio de capacidad, sino, también por la diferencia de coste de cotización. Hacen falta estímulos fiscales para la creación de empleo.
-La desordenada y laxa política de inmigración, ha hecho que lleguen personas con muy baja cualificación y nulas posibilidades de obtener un empleo.
El Nobel de Economía del año 2008, Paul Krugman, ha advertido que la situación española podría empeorar y aconseja la adopción de medidas urgentes. Es necesario generar un país de oportunidades, de ilusiones, con futuro, no un país de subsidiados y prejubilados. Al igual que la mejor medicina es la preventiva, la política más solidaria es aquella que favorece el pleno empleo para todos, no la que ofrece prestaciones de desempleo para muchos. Si no generamos empleo y riqueza, dentro de poco, repartiremos miseria.
http://www.elcomerciodigital.com/prensa/20100418/opinionarticulos/tanto-desempleo-espana-20100418.html
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