21.07.10 - 07:54 - PEDRO HERRERO |
En el año 2000 Zapatero se hizo con el liderazgo de un partido socialista desarbolado tras el sieso de Almunia y el fuego amigo suministrado a Borrell. Con la promesa de traer un cambio tranquilo ZP prometió federalismo, listas abiertas y primarias. Que la actual crisis del modelo territorial y la ruptura del pacto constitucional es culpa de nuestro presidente y su dócil partido, es evidente. Que lo que él y los nacionalistas estén planteando para España pretenda pasar por federalismo es una burda patraña.
Si valoramos sus promesas de listas abiertas y primarias, el persistente modelo de cooptación vaticano del que se nutre la cultura socialista ha generado una organización disciplinada y una militancia con enormes tragaderas ideológicas, mansa, silenciosa y obediente.
«No se ha perdido ni un minuto en debatir quién debe ser el candidato», ha dicho Hugo Morán sobre la candidatura autonómica, en una frase demoledora de tristes implicaciones. Para Gijón, Santiago Martínez, será designado candidato en un 'teatrillo' ante la ausencia de candidaturas alternativas. Mientras tanto el PP asturiano, ese partido de caciques locales y ácratas francotiradores con tics de partido minoritario, se empeña en complicarse la vida escenificando ridículos de manera pública.
Asturias vive en un sistema de partido hegemónico, con una organización socialista de aristócratas, eternizada en los órganos de poder administrativo y controlando los presupuestos; como mera estructura burocrática desideologizada y modelo de carrera profesional vinculada a los cargos públicos. Los democristianos gobernaron Italia del 48 al 90, basados en una política clientelar, redes parentales y una compra sistemática de la oposición (comunistas incluidos). ¿Primarias, para qué?
http://www.elcomerciodigital.com/v/20100721/gijon/aparachiquis-20100721.html
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