Oviedo, Elena FDEZ.-PELLO
Sostiene firmemente que el futuro de la arquitectura pasa por la sostenibilidad y alerta de los riesgos que entraña el despoblamiento de Asturias. Arturo Gutiérrez de Terán (Salas, 1942), arquitecto y ex consejero de Ordenación del Territorio en el primer Gobierno del socialista Pedro de Silva, cuestiona asuntos tan controvertidos como el desarrollo del área central de la región o la construcción en las zonas costeras.
-Hay quien sostiene que la arquitectura sostenible no existe, que es una moda.
-La edificación consume el 40 por ciento de la energía en Europa y conocemos técnicas que pueden disminuir ese consumo al cien por ciento, pero no sólo con placas solares o una caldera de biomasa, sino utilizando la ventilación cruzada, el soleamiento..., las técnicas constructivas que han funcionado siempre y que olvidamos en el boom de la arquitectura espectáculo. A los arquitectos no se nos educó para ser mediáticos, se hizo para que hiciéramos la vida más grata, las ciudades más amables, sostenibles y bellas.
-Se dice que a este ritmo necesitaremos dos planetas para mantener a la humanidad.
-Construir un edificio supone extraer un material de la naturaleza, consumir agua, gestionar el derribo... Tendríamos que devolver a la naturaleza lo que le hemos quitado o quitárselo de manera más racional. Si siguiéramos construyendo del mismo modo y a igual ritmo de ahora necesitaríamos tres o cuatro planetas. Por supuesto que se puede hacer arquitectura sostenible. Ésa es la tendencia, se oponga quien se oponga.
-¿Asturias camina en esa dirección?
-Poco, poco... Está por detrás de Cataluña, de Navarra, del País Vasco, de Valencia, incluso de Madrid y de Andalucía. El CIEMAT, el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas, está haciendo un programa sobre edificios sostenibles, ha escogido cuatro en toda España y uno de ellos está en Asturias, es la Fundación Barredo en Siero. En él se alcanza el 90 por ciento de ahorro de energía convencional, con cero emisiones a la atmósfera. Los responsables políticos deberían dar ejemplo, con sus edificios y sus planes. Pero lo importante no es un edificio sino un edificio más otro y más otro: una ciudad.
-¿Urbanismo sostenible?
-Sí. En casa puedo no gastar nada, pero conduzco veinte kilómetros hasta el cine o el supermercado. Lo importante es cómo se relacionan los edificios, una ciudad tiene parques, farolas que consumen luz, fuentes que gastan agua...
-¿Cuál ha sido el mayor error?
-La arquitectura espectáculo ha creado una demanda ficticia, que gusta a los ciudadanos, ensalza a los poderes públicos y los privados, suelta la imaginación de los arquitectos y les llena los bolsillos, pero no resuelve los problemas de la sociedad. Que levanten la mano los que defendieron el Calatrava de Oviedo y que lo sigan aplaudiendo. Es un disparate y no sólo por su construcción, por su mantenimiento. Todo esto me hace pensar en la arrogancia de los nuevos ricos. Antes de poner la imaginación a volar, el arquitecto ha de dar respuesta a los problemas de quien tiene que habitar esos edificios o esa ciudad.
-La capital tiene paralizados varios proyectos de ordenación urbanística: el soterramiento del tráfico de avenida de Galicia, el aparcamiento de Uría, las losas...
-No se puede conceder la licencia de un edificio al borde de una autopista y al día siguiente decir que, como hay ruido, vamos a cubrir la autopista. Eso no es sostenible. Nos robaron la zona verde del Tartiere, nos querían robar el resto de la ciudad, desde el Campo San Francisco, y todo eso porque el Calatrava no era un edificio céntrico, así que había que peatonalizar toda la ciudad, desde el centro real hasta allí, y para ello hasta soterramos el tráfico. ¡Bravo! Esto es de pandereta, una broma.
-¿Para quién se edifica? ¿Para quién se construyen infraestructuras? Asturias se está vaciando.
-Somos poco más de un millón de habitantes, estamos perdiendo población y toda se concentra en tres ciudades. Es la desaparición del hábitat rural. ¿Eso es bueno para Asturias? Si los que gobiernan quieren que el territorio se convierta en salvaje...
-¿Y la gran metrópoli central?
-Debe organizarse como una ciudad polinucleada, donde ningún núcleo predomina sobre otro. Es necesario poner de acuerdo a los ayuntamientos y es el Gobierno autonómico el que debe hacerlo. Eso es lo que nos interesa, Asturias sería la sexta ciudad de España, en lugar de una comunidad despoblada. Eso nos pondría en el mapa. El futuro está en las ciudades, no en los países.
-Pero si los ayuntamiento ni siquiera han logrado ponerse de acuerdo para optar a la capitalidad cultural...
-Es difícil, lo sé. Yo intenté convencer a mi Gobierno y se me dijo que no era el momento. Pero más difícil es llegar a un acuerdo para tener una moneda común y Europa lo ha conseguido. Todo lo demás son discusiones de paletos.
-¿Cuál es el futuro de la costa asturiana?
-Si queremos localizar población en las alas está bien hacer equipamientos, y se han hecho, pero abrimos la autovía de la costa y aumentamos los mínimos para edificar. Estamos presionando la costa, pero también Cudillero o Lastres. ¿Quién dijo que es malo edificar, que es antiecológico? Es malo edificar brutalmente. Preservar la costa sí, pero cómo se gestiona eso, ¿se transforma en bosque? Pensemos en Llanes, no tiene industria, sólo turismo, pues habrá que darle salida de manera digna.
-Entiendo que Asturias podría convertirse en una zona de recreo para el resto de los españoles.
-Asturias es un parque temático. El día que se cierren los caminos nos limitaremos a andar por una senda, hacer la foto y salir corriendo. ¿Se ha pensado en las consecuencias del despoblamiento rural? Al final las carreteras no nos van a llevar a ninguna parte. Habría que hacer un esfuerzo por fortalecer la cornisa cantábrica. La autovía del mar, ése sí que es un buen proyecto, una proyección de futuro más allá de lo local. Decidamos qué queremos que sea Asturias, qué queremos dejar a nuestros hijos y nuestros nietos. Mis tres hijos ya se han tenido que ir fuera.
«La autovía del mar, ése sí que es un buen proyecto, una proyección de futuro más allá de lo local»
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