17 de noviembre de 2010.- Durante este año el teatro Jovellanos perdió seis millones de euros. Esta cifra no incluye el dinero que le llega al teatro a través de subvenciones municipales y por la facturación de trabajos encargados a la sociedad del teatro por el propio Ayuntamiento. El caso del Jovellanos es un ejemplo paradigmático de una manera de entender lo público que pone en la subvención el eje de la actividad política. Cultura subvencionada que fomenta “la minoría de edad de la sociedad” y que paradójicamente beneficia a un tipo de usuario del teatro que probablemente no necesita subvención para asistir al espectáculo ni que le animen para ello (sin incluir naturalmente a los que van gratis).
Para Armando Fernández Bartolomé, candidato a la Alcaldía, “donde hay que invertir dinero es en fomentar la cultura en el ámbito educativo obligatorio (primaria y secundaria) creando cantera y, especialmente, fomentando más la acción cultural que la pasividad del espectador. Y la realidad desgraciada es que en los Institutos de Secundaria de Gijón brillan por su ausencia los grupos de teatro, los coros, las bandas de música, los talleres literarios, los conciertos. Hay teoría cultural (curricular) pero poca práctica. Y la poca que había se la ha cargado el PSOE eliminando los programas de Apertura de centros”.
Se subvenciona el Jovellanos porque es lo fácil y lo vistoso; porque es ,en definitiva, propaganda y escaparate. El dinero público con destino cultural debe ir a la educación obligatoria y debe ser la ley de la oferta y la demanda la que regule, salvo en contadas ocasiones, la oferta cultural para adultos.
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