Los promotores del plan parcial de Castiello de Bernueces tendrán que  someter su proyecto a una evaluación de impacto ambiental. Así lo  determina la Consejería de Fomento, Ordenación del Territorio y Medio  Ambiente en una resolución del 6 de septiembre que el «Boletín Oficial  del Principado de Asturias» (BOPA) hacía pública ayer. La operación debe  hacer frente a este nuevo requisito después de haber superado ya seis  años de trámites administrativos.  
Es la primera vez en Asturias que una operación urbanística de  estas características tiene que ir avalada por un estudio de impacto  ambiental. La legislación vigente obliga a realizar dicha evaluación  cuando el suelo se destina a uso industrial o en las actuaciones  residenciales que abarquen más de un millón de metros cuadrados. El plan  de Castiello, con una superficie de 948.664 metros cuadrados, no  estaría sujeta, en principio, a esta exigencia legal.  
Pero la Administración autonómica considera que, de esta  operación de casi 4.000 viviendas, se derivan «potenciales efectos  negativos directos sobre la vega del Piles y sus valores naturales  asociados». Advierte, además, de «impactos acumulables» con el proyecto  urbanístico que se llevará a cabo en la vecina parroquia de Granda,  donde el Plan General de Ordenación (PGO) ha generado una bolsa de suelo  edificable de 337.000 metros cuadrados. 
La Consejería se basa en informes de la Dirección General de  Biodiversidad y Paisaje; la Dirección General de Carreteras; Patrimonio  Cultural, y la Confederación Hidrográfica del Cantábrico. Organismos que  se pronunciaron sobre el plan de Castiello entre noviembre de 2008 y  febrero de 2009, planteando desde la necesidad de documentar los  tráficos de la futura área residencial hasta medidas correctoras -como  la adecuación de pasos subterráneos- para garantizar el normal  desplazamiento de las poblaciones de anfibios.     
En el caso de la Confederación Hidrográfica, se solicitó  directamente «un estudio de impacto detallado», además de poner  condiciones al proyecto constructivo. La primera: «Eludir la  canalización de cauces de cualquier orden». El proyecto de urbanización  de Castiello incluye un vial de 9 metros en la margen izquierda del  Piles y varios puentes sobre el río, lo que puso en alerta a la  Confederación, que también pedía explicaciones sobre la decisión de  instalar una red de saneamiento que no separa las aguas fluviales de las  fecales. 
Casi tres años después de que se hiciesen estas consideraciones,  el Gobierno regional resuelve «la necesidad de sujeción del proyecto al  trámite de evaluación de impacto ambiental». Según la documentación  publicada en el BOPA, el estudio deberá contemplar los efectos sobre el  paisaje -aportando perfiles y fotomontajes de la visibilidad del ámbito  desde la zona más al oeste de Granda-; aportar soluciones técnicas a los  reparos de la Confederación, e incluir tres alternativas posibles que  «permitan elegir, mediante criterios objetivos, la más favorable desde  el punto de vista ambiental». La Consejería también exige un proyecto de  alumbrado, un plan de gestión de residuos, una descripción detallada de  las infraestructuras previstas y un análisis de «los efectos  acumulables con el proyecto de Granda».
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