ARTÍCULO PUBLICADO POR EL DIARIO EL COMERCIO EL 13-3-2013
PSOE e IU decidieron un día, en
tiempos de burbuja inmobiliaria , saltar la frontera de la Ronda Sur dejando atrás la prudencia
que presidía el ordenamiento territorial
del plan Rañada . Prudencia fruto
del sentido común , el conocimiento del medio y el traumático aprendizaje que
supuso para los gijoneses el desarrollismo “feista” de los años 60. Ahí está el
Muro de San Lorenzo como lacerante recordatorio .
La izquierda gijonesa “planeó ” generosas plusvalías privadas a costa de uno de
nuestros últimos patrimonios
paisajísticos: la zona rural . Y para ello patrocinaron un PGO que proyectaba, vía planes parciales, invadir
lugares emblemáticos, cambiando para siempre y para mal la ya maltrecha
fisonomía de nuestro concejo. Por
ejemplo: asaltaba el valle de
Granda , patrimonio natural y etnográfico
'a tiru piedra' de la ciudad. y espacio medioambientalmente único en el
concejo . Graves objeciones podrían argumentarse igualmente contra el macroplán
de Castiello , el aberrante “Muro de
Cabueñes” o el fantasmal plan de Porceyo . Nada de edificaciones acordes, en tamaño y forma, con el medio
rural; nada de tocar polígonos industriales desfasados y metidos en el corazón
de la ciudad . Mucho lío. El bocado urbanístico, jugoso y limpio , estaba en el
Sur y Este de Gijón .
Y todo este desaguisado, ¿ para qué?
¿Quién ganaba y quién perdía con todo esto ? PSOE e IU solían aducir, y parecen
seguir sin enmendarse, que estos planes hacían a nuestra ciudad más compacta y
que había necesidades de vivienda.
Falso lo primero , ayer y hoy ,
porque queda aún mucho mallado urbano por cerrar antes de implantar estos
urbanizables especiales que crecerían con un consumo desmesurado de suelo,
comprimiendo los núcleos rurales existentes y que, además del grave impacto ambiental,
supondrían un ejemplo de ineficiencia económica por los elevados costes
energéticos, de construcción y mantenimiento de las infraestructuras y los
servicios públicos. Cara factura que pagaríamos
todos los gijoneses para
beneficio de unos pocos.
Falso también lo segundo, ayer y hoy, porque la ciudad crecería sin
considerar la necesidad real de vivienda. Frente a lo que decía el PGO anulado,
lo cierto es que, según el INE, se prevé para el periodo 2010-2020 un descenso
de 16.500 habitantes en nuestra ciudad y proporcionalmente en toda Asturias. El
PGO preveía la construcción, en suelo
urbano, de casi 13.000 viviendas, a las que hay que unir cientos de viviendas
en 'stock' que siguen sin vender y otras que se consideran segunda residencia.
A esto habría que añadir un elevado número de viviendas que se adquirieron con
motivos especulativos y que no figuran puestas a la venta debido a la caída de
los precios. Oferta mas que suficiente para los próximos años y eso sin contar
que están por desarrollar políticas efectivas de alquiler y de
rehabilitación También hay que recordar
que las viviendas planeadas en Granda, Cabueñes , Castiello y Alto infanzón eran viviendas de
precio libre y de lujo. O sea, oferta para los que ya tienen vivienda o de
segunda residencia, no para los que realmente la necesitan.
Con el PGO anulado ganaba la
especulación y la “troika” formada por cúpulas de partidos políticos, entidades
financieras y promotores inmobiliarios
que, dicho sea de paso, tanto daño han
hecho a este país. Perdíamos todos los demás, vía calidad de vida y vía
impuestos. Solo intereses poderosos y espurios, que pasan por la especulación y
los créditos fallidos , pueden
justificar la política del “tira que libres” practicada por PSOE e IU en Gijón
y que ha llevado a la reiterada anulación del PGO .
Concluyendo: este plan anulado no
sólo tenía defectos formales sino
también, y es lo mas importante, graves
defectos de fondo. Desde UPyD Gijón pedimos a Foro que haga un nuevo plan . Un plan de consenso y fruto de la escucha a
los vecinos. Un plan de futuro para Gijón
que tenga como filosofía el convencimiento de que el crecimiento ilimitado ( en extenso ) de las
ciudades no es sinónimo de progreso y mas cuando , como en este caso, no solo afecta a Gijón
sino también a la ordenación territorial del centro de Asturias que debe estar
sujeto a una coordinación supralocal buscando
un urbanismo sano, económicamente
eficiente y cálido para la vida de los ciudadanos
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