La orden dice que toda casa a construir en el área central pondrá sus cimientos en tres reservas: los suelos al norte de La Morgal, El Berrón, y un nuevo eje Lugones-Paredes-Viella, contínuo de más de 390 hectáreas (unas 552 veces el césped de El Molinón).
Sus moradores gozarán de tranvías para ir a Oviedo. Si opta por la A-66 (la 'Y'), el conductor tendrá la calzada flanqueada por un ejército de árboles que harán de pantalla vegetal. Si escoge la AS-III, observará toda una trama de polígonos y almacenes en los intersticios de las tres urbes.
Así es el futuro que marca el nuevo Plan Territorial Especial de los Nudos Metropolitanos, documento que el Principado lleva dos años 'cocinando' para ahuyentar una amenaza: morir de éxito. A ese colapso se acerca, víctima de su propio empuje, el área más dinámica de la región: nordeste de Oviedo y su cinturón por Llanera, Siero y Noreña. Suelos en abundancia y fácil acceso -con la 'Y', la AS-II, A-64, AS-17, Renfe y Feve- han funcionado de imán para empresas y ladrillos. En sólo diez años, los padrones acogen 30.000 habitantes más, una población que formaría el séptimo concejo más poblado de la región.
El problema ahora es que los chalets llegan a sólo 20 metros de la 'Y', donde cada día 80.000 vehículos circulan a velocidades de hasta 120 kilómetros por hora; las naves industriales tropiezan con caseríos y, pese a la elevada dosis de asfalto en la zona, los accesos a Parque Principado se atascan el fin de semana.
Hace falta orden y armonía. Que el desarrollo hasta ahora espontáneo encuentre pautas que lo reconduzcan. «Una regulación acertada en este corazón dará seguridad y garantías al futuro. Equivocarse estrangulará el desarrollo futuro», advertía Fermín Rodríguez, director del Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial (CeCodet), con un llamamiento que tiene dos destinatarios: los ayuntamientos -con la competencia sobre el suelo- y el Gobierno regional -con capacidad de veto sobre los planes municipales y obligación de coordinarlos-.
Hace cerca de tres años, el Ejecutivo de Areces hizo un primer intento, tan ambicioso como fallido. El plan fue pergeñado en los cuarteles que el arquitecto Luis Felipe Teixedor tiene en Madrid. Proponía 7.000 viviendas, la mayoría de protección, en un complejo dibujo «bueno desde el punto de vista técnico, pero que ejercía mucho 'microurbanismo' sin negociar con los ayuntamientos».
Lo dice Guillermo Morales, catedrático de la Universidad Carlos III y director de Ordenación desde que el Principado le llamara para apagar el fuego que sindicatos, empresarios, y alcaldes hicieron, todos a una, contra el plan Teixedor. Sobre aquellas cenizas, Morales ha levantado un nuevo diseño que EL COMERCIO saca a la luz.
La primera sorpresa es la cuestión del reparto. El suelo de uso urbano se reduce a un 13,6% del territorio a ordenar. En total, son 770 hectáreas que deberán compartir las viviendas existentes y las que han de venir. «La propuesta de Teixedor era hija de un tiempo donde lo urgente era hacer más casas; ahora en cambio cuesta vender las viviendas que hay», explica Morales. El Gobierno ha revisado las prioridades en favor del suelo industrial «porque los polígonos se agotan».
La segunda sorpresa es cuestión de método. «Ahora hemos evitado las dinámicas de un Plan General, en la que se decide de forma definitiva qué se va a hacer en cada parcela», advierte el director general. En su lugar ofrece un mapa dividido por distritos: dentro de cada uno el Principado confiesa que privilegiará un tipo específico de suelo. El espíritu es «de propuesta, algo más propio de una ordenación general, y somos más territoriales que urbanos. Aquí, al final, será cada ayuntamiento quien decida de qué forma acomoda esa directriz a cada finca». Con tal precaución hay que leer un puzzle que, en lo urbanístico, cuenta con dos grandes piezas.
Posada-Lugo de Llanera: 1.500 viviendas esperan
Políticamente es la tecla más sensible. El regidor Avelino Sánchez (PP) pretendía colmar el arco norte de La Morgal de viviendas pero el Principado suspendió ese plan, al entender que lo interesante era que el suelo fuera productivo. Además de la ampliación de Asipo, apostaba por una Morgal 1 o Morgal Oeste de 650.000 metros cuadrados. «Según hablamos con la Consejería de Industria y el alcalde, se acordó rebajar a 500.000 el suelo productivo, dejando así más espacio libre y residencial a Posada».
Los dueños de esos terrenos siguen expectantes una negociación cuya intensidad permite ahora que sea la pieza con un horizonte más claro. Al norte de esa Morgal 1 se propone combinar vivienda protegida y libre, con proyectos de alta densidad y en bloques. «Se distinguirán dos áreas diferenciadas: una entre Posada y La Morgal, que se desarrollará a través del Plan Espacial Llanera-La Morgal; la otra se establece parcialmente sobre terrenos propiedad de (la entidad pública) Sepes», apunta el borrador.
La zona de La Morgal Este, con casi un millón de metros cuadrados, también está en suspenso. La idea es consagrarla al uso residencial, pero con gran presencia de equipamientos públicos. Pero es una propuesta aún por debatir.
Lugones-Paredes-Viella: hacia una 'ciudad jardín'
Oviedo se expande siguiendo la traza la A-66. Ahí están los núcleos de La Corredoria (unos 13.000 vecinos), Lugones (en los 12.000). El nuevo Plan propone completar esta última trama, compactándola dentro de una ronda exterior, perimetral, como la que funciona en Oviedo o en Gijón. Así se solventaría uno de los problemas más frecuentes de las urbes de nuevo cuño. «Las villas históricas, como Pola de Siero, se compactan de forma densa, pero los núcleos más recientes tienden a la dispersión». Para imponer un uso más intensivo del suelo y un crecimiento 'hacia dentro', Lugones se anudaría reaprovechando «una obra inconclusa que pretendía conectar la A-66 con la extinta AS-18 (actual AS-II)».
El cambio de imagen en la zona se reforzaría además aprovechando los puentes en desuso para practicar 'land-art', una modalidad que hace obras de arte con materiales paisajísticos.
Existe un área vecina de ese nuevo Lugones, al otro lado de la A-66. Es el eje Paredes-Naón-Viella, ejemplo en sí mismo de los males y posibilidades de todo el territorio a ordenar: en este espacio de 240 hectáreas cohabitan caseríos rurales, chalets-dormitorio, el polígono industrial de Viella y abundante espacio intersticial entre cada uno.
El Plan Teixedor limitaba su alcance al urbanizar Paredes, pero ahora el Principado prolonga sus directrices casi hasta Bobes. La zona aspira a convertirse en una ciudad jardín, meta que exige unas pautas de alineación y diseño. Además, «se impone una revisión de la clasificación y calificación del suelo dada la incongruencia de alternar suelos urbanizables con núcleos rurales», apunta el borrador.
Morales rechaza que de semejante expresión vaya a surgir una población nueva aunque advierte: «Lo que no tiene sentido ahí es que hayan zonas urbanizables tan pequeñas dentro de semejante mezcolanza». En esa batalla de usos, el Principado da la prioridad al uso residencial, le concede una línea de tren-tranvía, y prevé un pasillo verde que conecte los corredores fluviales del Nora y Noreña atravesando esta ciudad jardín. El cómo y a qué velocidad se llegue a ella, es un asunto que quedaría en manos del alcalde de Siero, esto es, del relevo de Juan José Corrales.
http://www.elcomerciodigital.com/v/20100215/asturias/principado-proyecta-gran-area-20100215.html
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