Cerca de 2.300 gijoneses esperan por el salario social. Hasta el 19 de octubre pasado, los centros sociales de la ciudad habían recogido 764 solicitudes de otras tantas personas que aspiran a cobrar la renta mínima, la que el Gobierno regional paga a quienes ingresan menos de 530 euros al mes. Según las estadísticas, tras cada petición se esconde, de media, la necesidad de familias de entre dos y tres miembros. Es decir, la necesidad aprieta a casi 2.300 personas.
Y, de momento, la respuesta que han obtenido ha llegado en forma de ayudas de emergencia y becas de comedor, puesto que la demora de tramitación de esta paga, de la que Asturias fue pionera en poner en marcha, supera ya los siete meses. La Fundación Municipal de Servicios Sociales ha visto como, a pesar de que la demanda del salario social se reducía a la mitad sobre el año pasado -cuando se alcanzaron cifras históricas de 1.661 peticiones en diez meses-, sus propias subvenciones se disparaban hasta un 23%. Porque la necesidad no puede esperar.
La Red Asturiana de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social fue la última en dar la alarma. El pasado día 17, con motivo del Día Internacional por la Inclusión, anunció que «son muchas las familias pendientes del salario social, que lleva siete meses de retraso en su tramitación. Mientras esperan, ellos y ellas no tienen nada. Viven al día».
El ente que reúne a veintún organizaciones no gubernamentales -Accem, Albergue Covadonga, Alambique, Albéniz, Proyecto Hombre, Asturias Acoge, Cáritas, Colegio Oficial de Trabajo Social, El Prial, Emaús, Amaranta, Edes, Secretariado Gitano, Siloé, Manos Extendidas, Movimiento Asturiano por la Paz, Unga, Xurtir, CISE, Vitae Siglo XXII y el sindicato UGT- ha vuelto a poner sobre la mesa los problemas de una paga, la renta básica, de la que Asturias es una de las pocas en disponer de ella y de la que Gijón es la ciudad con mayor volumen de peticiones.
A pesar de que las organizaciones sociales reconocen que la cobertura social en el Principado es «superior a la media nacional», hasta el punto de que triplica a la madrileña, lo cierto es que la renta mínima sigue arrastrando problemas de tramitación y, también, de ejecución.
4 de cada 10, de por vida
Pocos son los beneficiarios que, una vez sido aprobada la paga, ponen en marcha el Programa Personalizado de Incorporación Social (PPIS). En Gijón, 4 de cada 10 beneficiarios están exonerados de hacerlo porque o son mayores o su estado de salud les coloca ya fuera del mercado laboral.
Pero, para los colectivos sociales ese problema, el de la falta de planes individuales -pendientes aún de que el Consejo Consultivo dé el visto bueno a un Reglamento que la Consejería de Bienestar Social y Vivienda ya terminó hace año y medio- es menor «comparado con el retraso». En Gijón, algunas trabajadoras sociales dan datos alarmantes. «Hay personas con la solicitud pendiente desde el año pasado», aunque las organizaciones sociales carecen de estadísticas rigurosas que certifiquen un parón de esas características «porque, también aquí, a veces, hay picaresca».
La demora en la gestión que sí reconoce el departamento que dirige Noemí Martín es la de los siete meses, un atasco que la consejería ha argumentado en la falta de personal. Al margen del calendario, lo que todos reconocen es que el atasco tiene implicación directa en la villa de Jovellanos, donde casi 2.300 personas están a la espera de la respuesta oficial y viven, mientras tanto, de las ayudas municipales.
Así lo ha constatado la Fundación Municipal de Servicios Sociales, que ha visto cómo, pese a la buena noticia de que la demanda del salario bajó un 54% respecto al año pasado, las peticiones de ayuda de emergencia, las que se conceden cuando no hay otro recurso en marcha, han aumentado un 5%.
Mucho más alto es el porcentaje de crecimiento de las becas de comedor, cuyas solicitudes globales han crecido un 10% en sólo un curso, con un pico mucho más elevado si se atienden a las modalidades: la completa crece un 23%.
«La crisis sigue ahí»
La presidenta de la Fundación Municipal de Servicios Sociales, Esperanza Fernández Puerta, es la encargada de poner voz a las cifras, ya que sus estadísticas le dejan claro que «la crisis sigue estando ahí, pero las peticiones del salario social han bajado. Sin embargo, no lo han hecho las demandas de ayudas de emergencia».
Las estadísticas mencionadas indican que hasta el 19 de octubre pasado, 764 gijoneses habían presentado en los centros municipales la petición para recibir esta paga. Un año antes, por esas mismas fechas eran 1.661 los gijoneses que se habían visto obligados a acudir ante un mostrador para dar ese paso.
No obstante, la alegría ante lo positivo del descenso se esfuma en cuanto se abre el plano histórico: 2009 fue el año del récord absoluto de peticiones de la renta mínima, cuando en Asturias se superaron los 17.000 beneficiarios, tras golpear con dureza la crisis económica.
Además, aunque 764 casos puedan parecer pocos, frente a los 1.661 del año pasado, lo cierto es que ya superan a los expedientes registrados en todo 2008. Hace dos años, fueron 665 los casos de expedientes de salario social tramitados. Es decir, un 15% menos que en diez meses de 2010. Si la mirada se deja volar hasta 2007, la situación no mejora mucho. Hace tres años, fueron 636 los expedientes surgidos durante los 12 meses. Lo que es lo mismo, un 20% menos que entre el 1 de enero y el 19 de octubre de este año.
Es decir que, como reconoce la concejala socialista «la crisis sigue ahí», sobre todo porque el atasco en la gestión de la renta mínima no le ha permitido desahogar el departamento de ayudas de emergencia, saturado de peticiones.
El centro, en abril
La estadística de la Fundación Municipal de Servicios Sociales no sólo permite conocer las necesidades de las familias gijonesas, sino, también, dibujarles un perfil e, incluso, situarlas tanto en el plano como en el calendario: la zona centro y abril.
En el primer aspecto, el personal, la crisis ha rejuvenecido la lista de demandantes de salario social. Aunque sigue formada igualmente por mujeres, con familiares a su cargo, las edades han bajado al grupo población de entre 35 y 40 años.
En cuanto a su domicilio, todo apunta a la zona centro. El centro de servicios sociales ubicado en el corazón de la ciudad, también sede de la Fundación, es el que más peticiones lleva acumuladas desde enero hasta el 19 de octubre. De los 764 expedientes abiertos en Gijón, 160 lo hicieron las trabajadoras sociales de la Gota de Leche, una cifra que se sitúa muy por encima del otro centro municipal con más demanda: el de Gijón-Sur.
En esa zona de la ciudad, que engloba el alto Pumarín y Nuevo Gijón, se presentaron 133 peticiones, en un ranking de peticiones que cierran, con idéntico número, La Calzada y El Llano, donde las familias que llamaron a la puerta de la renta mínima fueron 119. El barrio con menos vecinos que necesiten el salario social es La Arena, con 55 casos.
Por meses, a falta de cerrar los datos de octubre, el peor fue el de abril, cuando en toda la ciudad se sumaron 105 casos más. Marzo y mayo le siguieron de cerca, rondando el centenar de expedientes, con 95 y 97 peticiones, cada uno.
El mensaje de la concejala socialista, no obstante, es optimista, porque también los datos permiten ver el vaso medio lleno. No sólo la demanda ha bajado un 54% respecto a 2009, sino que la tendencia de los últimos meses ha ido a la baja. De hecho, en los 19 días de octubre contabilizados sólo se presentaron 17 propuestas.
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