El autor de la norma sobre la que se hará la revisión, Ramón Fernández-Rañada, alerta sobre la ausencia de concurso
Ramón Fernández-Rañada es el autor de todos los planeamientos urbanísticos desarrollados en Gijón en los años ochenta y noventa del pasado siglo. Eso abarca toda la normativa urbanística municipal, excepto el último PGOU, la adaptación a la Ley del Principado realizada por el equipo de Luis Felipe Alonso Teixidor, que es el único en 30 años de democracia que ha sido anulado por los tribunales.
El trabajo de años de Rañada en la ordenación del crecimiento de Gijón vuelve al primer plano de la actualidad, porque la revisión que el Ayuntamiento va a poner en marcha se hace sobre su último plan general (de 1999) y su correspondiente texto refundido (2003). El urbanista ovetense asegura que lleva años «desconectado» de la evolución del planeamiento en el municipio desde que dejó de estar ligada a su trayectoria profesional y a la de su equipo. Sobre todo, a raíz de su exclusión por un defecto de forma del concurso del último PGOU, episodio que le enfrentó al Ayuntamiento de Gijón en los tribunales, donde ganó.
Y el concurso, o mejor dicho, la falta de él ante el nuevo procedimiento administrativo que va a afrontar el Consistorio gijonés es lo que más le llama la atención a este experto en Urbanismo. De hecho, es la primera vez que en Gijón los servicios municipales asumen un cometido de esta responsabilidad y envergadura, si bien la parte de elaboración del informe de sostenibilidad ambiental (ISA) se descargará mediante la contratación de una asistencia técnica asturiana. Así lo reconoció anteayer el edil de Urbanismo, el socialista Pedro Sanjurjo, quien avanzó que cualquier responsabilidad futura sobre el resultado de la revisión recaerá directamente en su concejalía.
Ante esta novedad, Rañada opina que «querrán pasar el trámite de la mejor forma posible, porque desde luego no es una forma de proceder habitual». Tan poco usual es -afirma- que los ejemplos que hay en Asturias son todos de experiencias negativas y desalentadoras. «Los técnicos municipales no son especialistas en la materia. Les falta capacidad y tienen a menudo que desatender su trabajo diario para hacerse cargo de esta tarea», objeta. Por ese motivo, prosigue, «los servicios municipales que se meten a hacer un PGOU se eternizan y, además, les sale mal».
El urbanista, que en su momento se opuso a recalificar suelo en determinados ámbitos rurales como Cabueñes, eludió no obstante pronunciarse sobre la terna de posibles desarrollos urbanísticos que sacará a información pública el Ayuntamiento. «Cuando presenten el documento de prioridades, se verá lo que tienen», dijo, aunque dio por hecho que en el estudio de alternativas suelan ir dos que van un poco de relleno para acompañar a la elegida de antemano por la Administración.
De lo que sí no tuvo problema en volver a opinar es sobre el grave error que a su juicio fue tramitar el plan Teixidor como modificación en lugar de como revisión: «En los planeamientos dirigidos por mí se tramitaba siempre bajo esta última figura de actualización aunque existiera continuidad respecto al trabajo anterior. Es la manera de blindarse ante particulares que recurran por ese aspecto procedimental».
http://www.elcomerciodigital.com/20091201/gijon/cuando-ayuntamientos-meten-hacer-20091201.html
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