01.12.2009 -
Antonio Viña
(miembro de UPyD)
Paso a paso y sin demora van cumpliendo las etapas del viaje que les permita a las oligarquías catalanas ser cabeza de ratón en el concierto de las naciones europeas. Su plan que transciende al tiempo de una vida humana, nos da idea del sentimiento de casta y asemeja un camino iniciático colectivo. Emplean como herramientas a personas que no provienen de su esfera, seduciéndolas ora con sentimientos, ora con falso poder. No sabemos exactamente quiénes ni cuántos fueron, ni aún siquiera el momento exacto en que planearon su acción, pero, a estas alturas del desarrollo estatutario, nos podemos dar cuenta de su existencia.
Las personas comunes como usted y como yo dejamos transcurrir la vida estudiando, trabajando, teniendo hijos, unas veces con fortuna, otras menos, y no nos planteamos estas cuestiones, pensando que la evolución natural de la sociedad hará que avance hacia una mayor igualdad de oportunidades, en definitiva, hacia una mayor justicia social, poniendo por delante aquello que nos une a aquello que nos separa como seres humanos. Pero un día descubrimos que existen personas que hacen planes en contrario, porque creen que son diferentes, que son mejores.
El primer paso importante lo consiguieron con una ley constitucional que permite ciertas incoherencias; más tarde consiguieron las transferencias en Educación, lo que les permite manipular las conciencias infantiles, convirtiendo en historia leyendas, cuando no inventando directamente hechos y personajes mitológicos que den consistencia a sus razones. La lengua local es uno de sus mecanismos principales para remarcar las diferencias y de ahí el empeño en forzar su empleo. Y luego, ¿qué viene?: la agitación social para conseguir una independencia que sólo ellos necesitan y detrás una expansión para colonizar los llamados Países Catalanes. El ataque mediático (¡hay la subvención, la subvención!) al Tribunal Constitucional no es otra cosa que el intento de presionar al árbitro antes de que empiece el partido para obtener un resultado beneficioso. Sólo donde se cumple la Constitución tenemos los ciudadanos garantizada la libertad y la igualdad, y sólo la Constitución y las leyes nos hacen soberanos de nuestro destino.
Un Estado federal cooperativo y solidario, donde prime la igualdad y la lealtad, es el sistema de organización política más adecuado al momento histórico actual español, y para lograrlo necesitamos de una ley electoral justa, de unos partidos políticos inequívocamente nacionales y de una justicia independiente, que permitan elaborar una reforma constitucional, sin las presiones de la Transición y de los partidos políticos que no creen en el Estado.
http://www.elcomerciodigital.com/prensa/20091201/opinioncartas/escudella-20091201.html
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