ELOGIO DE LA POLÍTICA

FESTINA LENTE

jueves, 6 de mayo de 2010

El Carbayu Los vecinos de Caldones viven en un paraje «idílico» pero con «muchos inconvenientes», sobre todo en lo referido a comunicaciones

La unión hace la fuerza. Eso debieron de pensar los vecinos de Caldones cuando a finales de la década de 1970 el Ayuntamiento propuso la venta de las escuelas de la parroquia. A pesar de que el centro escolar quedó vacío después de que los niños fueran escolarizados en el colegio de Vega, los vecinos se opusieron a su venta y vieron en el edificio una oportunidad para tener un espacio para el uso y disfrute de la parroquia. Fue tal su empeño que dieron al traste con las intenciones municipales. «El conflicto se solucionó con la creación de la asociación vecinal formada por jóvenes y mayores y, al final, las escuelas quedaron como centro social. Así que el objetivo se consiguió gracias a la unión de los vecinos», recuerda la actual presidenta de El Carbayu, María Jesús Bárcena.
Desde entonces, el colectivo vecinal cobró un destacado protagonismo en la defensa de los derechos de los vecinos de Caldones. En sus primeros años de vida, El Carbayu canalizó las quejas de los residentes por la carencia de servicios tan básicos como el asfaltado de los caminos, los puntos de luz o la potabilización del agua. «Poco a poco, estas demandas se fueron consiguiendo. Por ejemplo, fuimos los propios vecinos los que en un primer momento echamos el hormigón a los caminos. Somos una parroquia bastante unida y siempre fuimos muy dialogantes, pero insistiendo en nuestras necesidades», subraya Bárcena.
Todos estos cambios modificaron la fisonomía de Caldones, al pasar de la presencia masiva de ganado en los verdes prados de la parroquia a las viviendas unifamiliares que hoy se ven en cualquier finca. «Antes se vivía de la casería, pero ahora ya casi nadie tiene vacas. Es una pena ver tantos praos sin utilizar», dicen los vecinos de más edad. Aunque el «idílico» paisaje natural y la calidad de la vida rural invitan a pensar en la suerte que tienen los vecinos de Caldones, María Jesús Bárcena asegura que «vivir en la aldea tiene muchos más inconvenientes que ventajas, sobre todo en lo que se refiere a las comunicaciones y las distancias».
Sin transporte a Vega
El principal caballo de batalla de la parroquia durante los últimos meses ha sido la supresión de las líneas rurales de EMTUSA. «No sólo nos han quitado la comunicación directa con Vega, donde tenemos nuestro centro de salud y el colegio, sino que además nos han cambiado los horarios de las líneas privadas», afirma la portavoz vecinal, al tiempo que añade que «cada vez vamos a tener más problemas porque el 75% de la población de Caldones es mayor de 65 años, por lo que algunos dejarán de conducir con el paso de los años». Ante esta situación, Bárcena asegura que «estamos dispuestos a salir a la calle en cualquier momento. Además, estamos viendo que los vecinos de Roces consiguieron automáticamente sus objetivos después de cortar la carretera Carbonera. Así que nos están dando ideas».
Esta conexión con Vega resulta imprescindible para Caldones pues los vecinos se tienen que desplazar hasta la parroquia vecina para ir al médico. En este sentido, el colectivo El Carbayu considera que «el centro de salud de Vega es muy pequeño e insuficiente, y lo será más con la llegada de nuevos vecinos a Vega».
Asimismo, critican el estado en el que se encuentra el cruce de entrada a Caldones por la carretera de Vega, en donde hay una media de un accidente al mes. «Es un punto negro. Lo ideal sería hacer una rotonda o bien un desvío, pero hay que cambiarlo», sostiene Bárcena.
Menos rapidez municipal
Aunque todas estas demandas son conocidas en el Ayuntamiento gracias a una relación «fluida y bidireccional», la presidenta de El Carbayu señala que cada vez el equipo de gobierno tarda más en emitir una respuesta y en acometer una actuación. «Hemos perdido espontaneidad y rapidez a la hora de tomar decisiones. Antes se hacían los arreglos en cuestión de días; ahora hay una serie de filtros burocráticos que hacen retrasar las actuaciones al menos dos años», constata. Y sentencia: «El Ayuntamiento está siendo bastante inoperante, porque en los últimos tres años apenas nos han solucionado nada».

http://www.elcomerciodigital.com/v/20100506/gijon/vida-rural-entre-largas-20100506.html

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