ELOGIO DE LA POLÍTICA

FESTINA LENTE

miércoles, 26 de mayo de 2010

Revolución digital y la cultura europea

Debemos dirigir el dinero público hacia las principales prioridades, crear las condiciones locales adecuadas para la innovación y situar la educación en el lugar central
26.05.2010 - ANDROULLA VASSILIOUCOMISARIA EUROPEA DE EDUCACIÓN Y CULTURA

http://www.elcomerciodigital.com/prensa/20100526/opinionarticulos/revolucion-digital-cultura-europea-20100526.html

La revolución digital está cambiando la manera en que vivimos, trabajamos y hablamos entre nosotros. Algunos creen que estamos viviendo algo similar a la revolución que inició Gutenberg, es decir, una transformación tecnológica tan profunda como la llegada de la imprenta. No es solamente que comuniquemos y consumamos de nuevas maneras, sino que nuestro nuevo lenguaje digital cambia la manera en que pensamos y creamos. ¿Qué significa todo esto para la cultura europea? ¿Está el viejo continente preparado para el nuevo mundo?
Europa, de hecho, sale con posición de ventaja. Puede que no siempre demos la talla si pensamos en empresas tales como Microsoft o Google, pero producimos mucho, desde libros y películas hasta moda y deporte, lo que hace atractivas las nuevas tecnologías. Nuestro desafío consiste en fomentar el acceso de todos al mundo digital, garantizando al mismo tiempo una recompensa adecuada del talento creativo de manera que sigamos logrando la excelencia. Europa debe enfrentarse sin vacilaciones a este desafío, y esto es precisamente lo que están haciendo los mejores europeos en este campo.
Por ejemplo, las cadenas europeas de radio y televisión han incorporado las nuevas tecnologías con gran éxito. Nuestro modelo, en el que coexisten cadenas públicas y comerciales, responde a las necesidades de una democracia plural y a las demandas siempre cambiantes de un público diverso. La BBC ha mostrado el camino. Ignorando las previsiones más pesimistas de los primeros tiempos de la era de la transmisión vía satélite, este organismo, que es una de las cadenas públicas más antiguas del mundo, ha explotado con éxito las posibilidades de las nuevas tecnologías, manteniendo al mismo tiempo su reputación internacional de calidad e independencia. La Unión Europea no se equivoca al permitir la financiación pública de estas cadenas, lo cual es una opción política que demuestra nuestro compromiso en favor de la diversidad.
También el cine sigue siendo una marca europea muy importante. Puede que no tengamos los mayores presupuestos, pero nuestros directores, guionistas, actores y técnicos se encuentran entre los mejores del mundo. Quizás mejor que cualquier otra forma de arte, el cine refleja nuestras diferencias nacionales y regionales. Y, no obstante, es precisamente esta diversidad la que lo convierte en una historia europea con éxito. La digitalización de la industria es un importante desafío: un servidor y un proyector digital nuevos cuestan aproximadamente 75.000 euros, lo cual es una gran inversión para muchos cines locales. El programa Media de la Comisión está dispuesto a contribuir hasta con el 50 % de este coste para los cines que proyectan principalmente películas europeas.
Cuando se trata de la palabra escrita, los autores europeos siguen compitiendo con los mejores. Las barreras lingüísticas no han impedido que Stig Larsson o J. K. Rowling se encaramaran hasta los puestos más destacados de las listas mundiales de ventas. El problema que se plantea Europa es cómo mantener el liderazgo en el nuevo paisaje digital. Los otros comisarios y yo abordaremos en breve plazo el espinoso tema de los derechos de autor, que afecta a muchas industrias creativas. Nuestro objetivo común es apoyar la creación europea en todas las artes.
Pensando en el futuro, los Estados miembros de la Unión Europea deben preguntarse lo siguiente: ¿Cuál es la mejor manera en que podemos apoyar a nuestras industrias creativas? Nuestra política de competencia contribuye a garantizar la variedad y la innovación, mientras que nuestro mercado único proporciona transparencia, confianza y variedad a los consumidores. Pero aún así no llegamos a la cuestión clave sobre la manera de fomentar la creatividad y la innovación en la educación y el trabajo. ¿Cómo pueden las políticas públicas apoyar algo que suele ser básicamente privado e individual?
En primer lugar, debemos dirigir el dinero público, cuya disponibilidad ya se ha reducido, hacia las prioridades más estratégicas. Además de ayudar a los cines locales a hacerse digitales, la UE está facilitando que los directores de cine jóvenes pidan préstamos, dándoles garantías.
En segundo lugar, debemos crear las condiciones locales adecuadas para la innovación. El Instituto Europeo de Innovación y Tecnología está reuniendo a nuestras universidades, centros de investigación y empresas más vanguardistas para que se enfrenten a las carencias de Europa en materia de innovación, y una de las prioridades es explorar los medios de comunicación y la difusión de contenidos del futuro.
En tercer lugar, debemos situar la educación en el lugar central de la economía digital, y la estrategia 2020 de la Unión Europea hace exactamente esto. Estamos tratando de acordar unos objetivos para incrementar el número de jóvenes en la educación superior, o un nivel equivalente, y reducir el número de jóvenes que dejan el sistema educativo antes de tiempo. Pero también debemos garantizar que adquieran las competencias adecuadas a fin de que estén equipados para una economía creativa: espíritu de empresa, resolución de problemas, comunicación y alfabetización digital.
La creatividad de nuestra gente configurará el papel de Europa en el mundo digital. Deberíamos tener confianza, ya que este es el punto en el que nuestros países son fuertes, y nuestra contribución a las artes y las industrias creativas es una muestra de lo que somos capaces. Ahora, debemos llevar este éxito a nuevas plataformas, de manera que Europa pueda asentarse sólidamente en el corazón del nuevo mundo digital.

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