martes, 7 de diciembre de 2010
Laicismo tranquilo
PEDRO DE SILVA            No se puede ir contra el genio de un pueblo, acabó admitiendo  Azaña. Unamuno acuñó aquella enigmática «intrahistoria», una especie de  capa freática o curso subterráneo, que no se ve en superficie pero en un  punto u otro rebrota. En nuestra intrahistoria hay demasiado  catolicismo como para pasar de él por las buenas. En España una minoría  cree sin fisuras y a tiempo completo, otra minoría no cree en nada, y la  gran mayoría cree a ratos, o se deja llevar, y se recuesta sobre todo  en ritos, sin dejar que la religión condicione su vida. Esa gran franja  hipocreyente viene a ser a la religión lo que las clases medias a la  sociedad, y conviene que se sienta confortable bajo cualquier gobierno,  para la buena salud de éste. A religión y a laicismo habría que bajarles  el énfasis, como hace la mayoría de la gente de la calle con estas  sustancias, sólo nocivas para el cuerpo en dosis altas.
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