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miércoles, 1 de diciembre de 2010

UPyD Gijón denuncia que El programa Psique, para la educación en valores, será poco efectivo por tener más de propaganda que de contenido pedagógico

01 de diciembre de 2010.- El Ayuntamiento de Gijón en colaboración con el Centro del Profesorado y Recursos ha puesto en marcha el programa escolar Psique dedicado a educar en valores a los adolescentes de educación primaria y secundaria para que, según nuestros munícipes, aprendan a ser más críticos, autónomos e independientes y sean capaces de superar las dificultades de la vida con el objetivo de disfrutar de buena salud y evitar daños derivados del consumo de drogas. Según nuestro consejo de gobierno, la prevención del consumo de drogas desde el ámbito escolar es una estrategia de intervención prioritaria para la Fundación Municipal de Servicios Sociales.

Desde UPyD de Gijón aplaudimos esta iniciativa a la vez que criticamos su insuficiencia y las contradicciones del PSOE en esta materia. Educar en valores no es solo transmitir información (algo fácil y barato) sino fomentar entre los jóvenes actividades de ocio alternativo (más difícil y costoso), es decir, actividades alternativas al botellón o al triste espectáculo de streeptease del pasado fin de semana.

Para Armando Fernández Bartolomé, candidato a la Alcaldía, “estamos de nuevo ante un acto de propaganda. Lo que sobra a los adolescentes de Gijón es información sobre el consumo de drogas y la vida sana, y lo que falta son actividades de tipo educativo alternativas que busquen la formación integral. Hay que recordar que el PSOE, por los recortes, ha eliminado de los centros de secundaria el programa de apertura de centros y que en estos momentos prácticamente en ningún instituto de Gijón hay actividad extraescolar alguna, dígase teatro, coros, taller literario o música, entre otras”.

2 comentarios:

  1. Quizás no tengamos la mejor de las educaciones, pero, aun así, a uno le parece que tenemos quizás la mejor educación de la historia. Buenos profesores, buenos colegios, buenos libros de texto, buen material escolar, buenas instalaciones deportivas. Los mayores presupuestos que nunca se han dedicado a la enseñanza. Y sin embargo existe un descrédito creciente del sistema educativo derivado, a mi juicio, de la comprobación que no logra formar adecuadamente a nuestros jóvenes. Conclusión errónea. El sistema educativo contribuye en lo que puede a la formación, pero no lo es todo. Los hogares, las familias, el ambiente, las instituciones sociales, los medios de comunicación hacen el resto. Y qué resto. Habla usted de que en los centros educativos se han dejado de impartir actividades extraescolares. No creo que se deba sólo a uno más de los ahorros a que nos obliga la crisis. O al menos no sólo a eso. Se dejan de impartir porque la mayor parte de las veces la acogida de esas actividades es desoladora. No interesan. Por dos razones sobre todo: los niños van a inglés por las tardes (a procurarse el conocimiento de una lengua que les de réditos competitivos en el futuro) o se quedan tan ricamente en casa viendo la tele (que así no molestan y no dan trabajo a sus padres teniendo que llevarlos o traerlos). Le daré un ejemplo de cómo están las cosas Hace nada me contaba indignado un compañero de trabajo que a su hijo le habían propuesto formar parte del equipo de balonmano de su colegio. No acertaba yo a entender su rechazo a que el retoño hiciera deporte. Pues bien, el problema venía de que ello significaba competir los sábados. "Los sábados -me decía- nos vamos a nuestra casa de campo. Que corra allí lo quiera el chaval. Yo no dejo de disfrutar de mis fines de semana para que formen un equipo de balonmano en el colegio". No hace mucho, el deporte, el entrenamiento, la competición sana, las relaciones de amistad que generaba, eran fuente de satisfacción para padres e hijos. Ahora somos todos demasiado egoístas. Así que quizás el Ayuntamiento no de en el clavo con la medida, pero tenga en cuenta que las actividades alternativas no despiertan demasiado entusiasmo, dado que la familia y el contexto no educan en el ocio sano, en la naturaleza, en el disfrute compartido, en el deporte. Y para ilustrar por dónde van los tiros de mi reflexión añado en un comentario posterior (por exigencias del blog) un artículo de Elvira Lindo que me pareció en su día muy interesante.

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  2. El artículo de la Lindo:
    No se desaliente: no tenemos la educación pública que quisiéramos (a pesar de la aireada campaña "ni un niño sin ordenador") pero usted puede enseñar a su hijo a no despreciar el conocimiento. No se desanime: es probable que la buena educación le haga sentir a su hijo como un raro en determinados ambientes, pero superados esos desajustes no habrá en el futuro estrés postraumático. No deje para otros lo que puede hacer usted; no tiene por qué esperar, por ejemplo, a que en los colegios se enseñe a comer saludablemente; sienta como una vergüenza personal que en un país mediterráneo como el nuestro haya niños obesos; actúe, no es tan difícil, se trata sólo de enseñarles a comer como Dios. No se acompleje; no pasa nada porque vigile de cerca a su hijo adolescente, se ha hecho toda la vida sin pensar que se atentaba contra ningún derecho fundamental. No tenga miedo a racionar la televisión. No tenga miedo a asomarse a la habitación de su hijo, no se trata de espiar sino de proteger. No quiera ser como su hijo, no se juvenilice, él necesita sentir que está guiado por adultos. No tema decirle que está en contra del botellón y de los encierros, es bueno que él sepa lo que usted los detesta. Y por supuesto, no se apunte a un encierro por acompañar al niño, ahí sí que está usted perdiendo la cabeza y adiestrándole en la brutalidad. Hágale saber que tiene deberes con la sociedad, y si no quiere usar la palabra "sociedad", por ser algo abstracta, hágale saber que tiene deberes con seres concretos. No se deje estafar por esta especie de catastrofismo que nos arroja a pensar que, como todo es un desastre, nosotros, individualmente, no podemos hacer nada. Su desánimo tiene un componente de imperdonable pereza: si ha tenido hijos, sea padre, sea madre. ¡Ejerza! La mejor herencia que podemos dejar en este mundo grosero es la buena educación.

    Un cordial saludo.

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