ELOGIO DE LA POLÍTICA

FESTINA LENTE

jueves, 11 de febrero de 2010

MERCEDES MUÑOZ-REPISO Y LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA INSTITUCIONAL EN ESPAÑA

Escrito por F. Javier Murillo Torrecilla

F. Javier Murillo Torrecilla
Universidad Autónoma de Madrid

Ser realistas, analizar, estudiar, comprender, planificar nos convertirá en mejores profesionales. Soñar un mundo mejor nos convierte además en educadores.
(Muñoz-Repiso, 2000a: 97)[1]

Hace más de 40 años, Mr. René Maehu, director general de la Unesco, solicitó, en el discurso de apertura de la Conferencia Internacional sobre la Crisis Mundial de la Educación organizada en Williamsburg (EEUU) en octubre de 1967, que cada país dedicara a investigación no menos del 2% de su presupuesto educativo. Era una muestra de la importancia que durante esa década se le daba ala investigación educativa. La idea que se tenía en esos años es que con conocimiento (investigación educativa), recursos (inversión en educación) y un poco de política se podía cambiar la educación y, con ello, transformar el mundo. Era la década del optimismo pedagógico: mejorando la educación se podía cambiar la sociedad, conseguir un mundo más justo y equitativo. La educación como motor del cambio social.
En coherencia con esos planteamientos, durante esos años la mayoría de los países crearon centros públicos de investigación educativa: en 1959 en Finlandia y Suiza, en 1960 en China, en 1961 en Yugoeslavia y en la India, en 1962 en Suecia, en 1963 en México y en Alemania... de tal forma que a finales los la década de los 60 pocos países no contaban con un centro de esas características. España, aunque con algo de retraso dada nuestra situación socio-política, no se quedó fuera de esa tendencia: el 24 de julio de 1969 se aprobó una resolución por la que se creaban tanto el Centro Nacional de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (CENIDE), como los Institutos de Ciencias de la Educación (ICEs).
El CENIDE fue, por tanto, el primer centro de investigación público de España y con él se inició el desarrollo de la investigación institucional y el fomento de la investigación educativa en nuestro país de forma separada del resto de la investigación científica-tecnológica. En 1974 fue sustituido por el INICIE, creando la Red INICIE-ICEs, tan interesante y fructífero en esa segunda mitad de la década de los 80. Con la democracia despertándose de su letargo, en 1980 desapareció el INICE, pasando sus funciones a la Subdirección General de Investigación Educativa, y en 1983 se crea el Centro de Investigación y Documentación Educativa (CIDE).Este centro fue suprimido hace apenas unos meses, integrando susfunciones, pocas ya relacionadas con la investigación, al nuevo Instituto de Formación del Profesorado, Investigación e Innovación Educativa (IFPII).
De esta forma, durante estos 40 años, el CENIDE, INICE y el CIDE fueron los organismos encargados de coordinar, fomentar y desarrollar la investigación educativa. Seguramente la investigación educativa en España sería diferente si no fuera por el papel fundamental que jugaron a través de los Planes de Investigación Educativa, de los Concursos de investigación o de las ayudas a la investigación, de los estudios allí realizados...
La desaparición del CIDE no sólo significa una nueva reorganización del Ministerio de Educación, posiblemente también implica el fin de una era: el fin de la investigación educativa institucional en España. Curiosamente, como si un capricho del destino se tratara, la situación que vivimos en la actualidad no dista mucho de la que se vivió en la década de los 60, si antes era la obsesión por la investigación, ahora lo es por la evaluación. Hoy todo se mide, se diagnostica, se evalúa, casi con un planteamiento tan mágico como el que se vivía en los 60: la evaluación nos va a llevar automáticamente a la mejora. Así, apenas quedan centros públicos de investigación educativa en el mundo, pero no hay quien no posea su Instituto de Evaluación. Ya no hay planes de investigación, ni ayudas a la investigación educativa, pero si diagnósticos nacionales y organismos de evaluación en todas nuestras Comunidades Autónomas.
Si hay una persona que representa lo que han sido estos 40 años de investigación educativa institucional en España, sin duda ninguna, esa persona es Mercedes Muñoz-Repiso Efectivamente, Mercedes entró en el INCIE como una joven becaria y no abandonó está institución hasta poco tiempo antes de fallecer, cuando una larga enfermedad le impidió seguir con sus funciones: casi 40 años al servicio de la educación, de la administración pública, de la investigación educativa.
Desde 1984 fue Jefa del Área de Estudios e Investigación del CIDE, el alma mater del CIDE. Más allá de políticos que pasaron, una buena parte de ellos con más pena que gloria, por la dirección del CIDE y del Ministerio, quien daba continuidad y coherencia a la política y las acciones de investigación educativa fue ella. Repasar, por tanto, su vida profesional, sus intereses y preocupaciones, es repasar la investigación educativa institucional en España. En sus palabras:
...toda una vida profesional dedicada a la investigación educativa. Dedicada a este centro donde se gestiona la investigación, se reflexiona sobre su sentido y organización, se llevan a cabo estudios en diversos campos siempre al servicio de la Administración española y a veces para diversos organismos internacionales, se evalúan proyectos y memorias de investigación realizados por otros investigadores, se forma a jóvenes becarios, se discuten temas organizativos, metodológicos y de contenido con propios y extraños... en fin, se realizan el sinnúmero de tareas propias de un organismo que pretende servir de mediador entre la generación de conocimientos y la práctica educativa (Muñoz-Repiso, 2000b: 11)[2].
De esta forma, los temas y preocupaciones profesionales de Mercedes fueron los temas y preocupaciones de la investigación educativa institucional en España: el fomento de la investigación educativa, el desarrollo de estudios e investigaciones para la toma de decisiones políticas, y el fomento de la relación con los organismos e instituciones internacionales de investigación educativa. Y en esos tres elementos Mercedes nos dio toda su potencia, realizando un trabajo continuado, de gran calidad, y adoptando una actitud abierta y crítica ante la realidad. Veámoslo con más detalle.
Una de las ocupaciones y preocupaciones del trabajo de Mercedes fue el fomento de la investigación educativa en España. La idea de fondo es que la investigación en Educación, al igual que en Ciencias de la Salud, por responder a un derecho humano básico, debería estar especialmente protegida por parte de los poderes públicos. De ahí que las Administraciones realizaran acciones de fomento de la investigación sobre temas de especial relevancia educativa y apoyaran la formación de nuevos equipos de investigación. En la actualidad, sin embargo, la Administración estatal no realice acción alguna de protección de la investigación educativa... qué gran pérdida supuso y está suponiendo para el desarrollo de una investigación educativa de calidad la desaparición de esas convocatorias.
En segundo lugar, Mercedes dedicó una gran parte de su vida profesional a desarrollar estudios que contribuyeron a mejorar la educación, a ayudar a que nuestros políticos tomaran mejores decisiones para conseguir un sistema educativo más equitativo y de mayor calidad. Aunque con las ataduras lógicas de trabajar en y para la Administración pública, dirigida en ocasiones por responsables políticos cuyas ideas y acciones no compartía, Mercedes mantuvo siempre una perspectiva comprometida en incluso crítica con la educación y su desarrollo. Así, recordar los temas sobre los que trabajó en sus años de carrera profesional es recordar algunos de los hitos de la educación en nuestro país. Ahí nos encontramos con trabajos de fondo sobre la Calidad y Mejora de la educación, sobre las desigualdades en la educación, o sobre educación en valores, junto con otros más ligados a las necesidades políticas del momento, tales como el debate sobre el papel de las humanidades en la enseñanza o sobre la nunca llegada reforma de las pruebas de acceso a la universidad.
Y por último, Mercedes se dedicó a la relación con los organismos internacionales. Y entre ellos destaca especialmente su trabajo como Jefa de la Unidad española de Eurydice, la Red Europea de Información sobre Educación. A través de esta organización, Mercedes contribuyó de una manera decisiva al fomento de la investigación comparada en España, y con los estudios allí generados a que los tomadores de decisiones tuvieran información de calidad para tomar las decisiones más acertadas.
Pero, más allá de los trabajos que le tocó desempeñar, Mercedes supone un ejemplo como profesional, como intelectual y como persona de lo que deberíamos ser los investigadores en educación.
Como profesional, Mercedes fue una persona profundamente comprometida con la educación pública y defensora del papel de las Administraciones en su mejora. Para ella, ser funcionaria, servir a la sociedad, era su máximo orgullo. Y en ese contexto daba lo mejor de sí. Como funcionaria pública, Mercedes se volcaba en su trabajo, estaba constantemente aprendiendo y enseñando, con una fidelidad hacia su labor absolutamente admirable. Incluso en los malos tiempos.
Como intelectual, era una persona inteligente, culta, íntegra, comprometida con el ser humano y con la sociedad. Con unos sólidos valores que le movían a expresar con sinceridad y valentía sus planteamientos. De ella heredamos un pensamiento positivo y constructivo. Una lectura de su obra más representativa, "Educar en positivo para un mundo en cambio" (Muñoz-Repiso, 2000a), es, seguramente, la mejor forma de acercarnos a las ideas de Mercedes, a su optimismo, que podríamos calificar de patológico.
Como persona, Mercedes era un ejemplo: fuerte y exigente; pero dulce, detallista y sensible. Solía decir que las personas que se dedicaban ala educación eran "buena gente". Quizá esa sea la mejor definición que de ella tenemos como persona: era "buena gente".
Mercedes Muñoz-Repiso murió en Madrid el pasado 23 de agosto, tras una vida comprometida con la mejora de la calidad y la equidad de la educación. Su fe inquebrantable en la bondad del ser humano y su trabajo constante por conseguir una sociedad más justa, equitativa e inclusiva a través de una mejor investigación es un ejemplo para todos nosotros. Y por eso, quizá el mejor homenaje que podemos hacerle es seguir luchando por los principios por lo que ella luchó: seguir reivindicando, como ella hizo con la palabra[3] y la obra, el papel absolutamente relevante de la investigación educativa para conseguir esa mejor educación. Finalicemos, pues, este pequeño homenaje recordando sus letras:
Es preciso seguir poniendo, sin desmayo, la investigación al servicio de la «utopía necesaria», por más que los tiempos utilitaristas que nos ha tocado vivir no sean demasiado propicios a comprender el valor de lo que no produce rendimientos tangibles (Muñoz-Repiso, 2000b: 14)[4].
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[1] Muñoz-Repiso, M. (2000a). Educar en positivo para un mundo en cambio. Madrid: PPC.
[2] Muñoz-Repiso, M. (2000b). Presentación. En CIDE, El sistema de investigación educativa en España. Madrid: CIDE.
[3] Una relación exhaustiva de la bibliografía de Mercedes Muñoz-Repiso se encuentra en el número monográfico dedicado a ella que editará de Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación en enero de 2010: http://www.rinace.met/reice

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