ELOGIO DE LA POLÍTICA

FESTINA LENTE

domingo, 21 de febrero de 2010

Un techo para 2.000 personas


Una decena de asociaciones se reparten en la ciudad la atención a las personas en riesgo de exclusión
21.02.10 - 02:29 - CHELO TUYA ctuya@elcomerciodigital.es | GIJÓN.


«Gijón es la ciudad con más recursos sociales de Asturias y de España». Ni es un eslogan publicitario ni lo ha dicho ningún político o responsable de oenegé. Seguida de las direcciones y teléfonos de los principales dispositivos asistenciales de la ciudad, la frase figura, en letras mayúsculas, en la agenda de un indigente que pudo leer un policía.
La opinión de este usuario de los albergues de todo el país, que llegó a los ojos del agente tras desmayarse en plena calle, coincide con la versión reiterada tanto por el Consistorio como por la decena de asociaciones sobre las que recae la atención social en Gijón.
Porque, desde el Ayuntamiento se declara sin ambages que, sin Cáritas, Albergue Covadonga, Cocina Económica y hasta un total de diez entidades a las que financia con casi un millón de euros, «sería imposible» dar respuesta al colectivo de excluidos, grupo heterogéneo, sin censo oficial, que ronda las dos mil personas.
A ellas se les da «la mejor atención», dicen al unísono Administración y oenegés, unanimidad que se repitió después de que el domingo una indigente atacara a una monja del Albergue Covadonga. Ninguno quiere que la puñalada, de la que se recupera sor Marcelina en el Hospital Central, corte la ya difícil relación entre los que tienen techo y los que no.

«Durante toda la semana, vimos a la gente que viene a comer y a dormir aquí muy apesadumbrada. No sólo estaban disgustados por lo que le ocurrió a sor Marcelina, sino que eran conscientes de que el ataque les iba a señalar a todos como culpables. ¡Cómo si no tuvieran ya bastante estigma!».
Caminando apresurada por el centro que dirige -que incluye un comedor social por el que pasan a diario 300 personas; un albergue en el que en 2009 durmieron 559 usuarios; un piso de acogida para 20 jóvenes (reclusos de Villabona con permiso carcelario y toxicómanos en rehabilitación), además de talleres, ropero, ducha y peluquería-, sor Marisela, la directora de la Cocina Económica, no quiere ni oír hablar de que lo ocurrido en el Albergue Covadonga «sea el reflejo de que tenemos un problema. Gijón es una ciudad acogedora y segura. Lo ocurrido fue un hecho aislado y pudo pasar en cualquier parte. Y entre cualquier tipo de persona».
Sor Marisela repite, sin saberlo, lo dicho horas antes por el director de Cáritas en Asturias, Adolfo Rivas: «Es un ataque sin sentido, que puede pasar también entre dos conductores que tienen un accidente de coche o entre dos vecinos por un problema de ruidos».
Porque Rivas, que destaca la labor que la delegación de Cáritas hace en Gijón -«con pisos de acogida para personas sin hogar; la comunidad La Santina, para tratar el alcoholismo, y el programa Prodimar, para mujeres en riesgo de exclusión»-, tira de las estadísticas laborales para centrar el debate: «Estamos hablando de un incidente, uno solo en toda Asturias. Y eso que nosotros estamos 24 horas al día los 365 del año con personas en riesgo de exclusión. Ninguna profesión tiene menos siniestralidad que la nuestra».
20, siempre en la calle
Reconfortado por la opinión de los que, como él, dedican su tiempo, personal y profesional, a los colectivos en riesgo de exclusión, Álvaro Díaz, el presidente del Patronato Albergue Covadonga empieza a recuperar el pulso que se paró en la noche del domingo pasado.
«Reconozco que estamos impactados -dice-, pero seguimos con la misma idea: no somos un centro de riesgo. No sólo porque en 22 años nunca había pasado nada ni remotamente parecido, sino porque no había, ni hay, algo que hiciera pensar que esto podría pasar».
Porque, todos insisten en que el dispositivo asistencial de la ciudad «es muy amplio y cubre todas las necesidades. Nosotros, no sólo damos albergue, sino plazas en un piso tutelado y trabajo en el taller de velas». Sin cifras oficiales, los expertos calculan que en Gijón «hay unas 2.000 personas en exclusión». Díaz aclara que, en la calle propiamente dicha «no hay más de 20 personas», a los que se suman el centenar que, a diario, «duerme tanto en nuestro albergue como en el de la Cocina».
Desde ahí, la cifra llega a 2.000 «contabilizando todos los que están ya no en riesgo de exclusión, sino que unas veces viven en pensiones y, otras, directamente en el albergue». Definir un perfil es imposible, salvo para adjudicarle un sexo: masculino. «Pero cada vez hay más mujeres en la calle o, en malas condiciones», aclara sor Marisela.
Desde recién llegados a la mayoría de edad hasta octogenarios, la etiqueta 'sin techo' define a solteros, viudos, divorciados, parados, analfabetos, universitarios, españoles, extranjeros... «Como en el resto de la sociedad. La diferencia es que éstos no tienen dinero».
Y para ellos, los ya citados albergues, comedores sociales y pisos tutelados, un elemento clave para los expertos «porque es como se recupera autoestima y se empieza a progresar». Más viviendas de este tipo y un sistema «para controlar la salud mental, nuestra asignatura pendiente» es lo que piden las oenegés.
El guante lo recoge la concejala de Servicios Sociales, Esperanza Fernández, que reconoce el déficit en salud mental, «es un problema que supera a los ayuntamientos», pero se muestra firme «en que no daremos un paso atrás en nuestras políticas». Sobre todo, a la estrella, el nuevo centro asistencial de El Natahoyo. sede para Albergue Covadonga, Proyecto Hombre y Calor y café. «Se hará, que nadie lo dude», sentencia la concejala.

http://www.elcomerciodigital.com/v/20100221/gijon/techo-para-personas-20100221.html#opina

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