El presupuesto para el año 2011 que acaba de ser aprobado por el  Gobierno del Principado incurre en uno de los peores vicios en que  cualquier presupuesto puede caer, no se ajusta a la realidad económica  asturiana ni española, y ese defecto, cuando ya sabemos que la  ocultación consciente de la realidad ha sido una de las principales  causas de que la crisis económica nacida con carácter internacional  tenga en España especial virulencia, es un auténtico ejercicio de  irresponsabilidad.
Según los cálculos más sensatos y razonables, tal como el propio  consejero Rabanal reconoció en sus primeras estimaciones y llegando al  máximo endeudamiento posible, la capacidad de gasto de Asturias para el  próximo año rondará como mucho los 3.700-3.800 millones de euros. Por lo  tanto, estos presupuestos que se estiran hasta la cifra de los 4.133  millones son irresponsables por irreales. Al plantear un nivel de gasto  que no se corresponde con los ingresos que se van a obtener seguramente  estaremos abocados a partir del segundo semestre de 2011 a dejar  partidas sin ejecutar además de aplicar nuevos recortes y diferir gastos  hacia el futuro.
En esa situación pueden quedar debilitadas preciosamente partidas del presupuesto que en todo caso habría que proteger.
Al mismo tiempo, esta actitud hace que no se acometa ninguna medida  de racionalización administrativa, lo que en el actual contexto resulta  inevitable e inaplazable, perdiéndose de nuevo un tiempo precioso por  sus posibles consecuencias para la población asturiana, imperdonable en  un Gobierno que pretenda defender el interés general por encima de los  intereses partidistas. Traslada por tanto al Gobierno salido de las  próximas elecciones de mayo de 2011 una responsabilidad que se niega a  asumir.
En cuanto a los ahorros que se presentan como más relevantes, entre  los que se encuentra el acometido en la Consejería de Sanidad, el ahorro  real sobre el gasto ejecutado el pasado año no será del 5% que se viene  anunciando, sino de poco más del 2%, y este vendrá dado  fundamentalmente por el recorte en el sueldo de los funcionarios  siguiendo los recortes aprobados en mayo ya por el Gobierno Zapatero y  seguramente por recortes en las sustituciones del personal sanitario. El  otro ahorro relevante viene motivado por los acuerdos con las  farmacéuticas, que también se han generado a nivel nacional. Sin  embargo, la inercia en el incremento del gasto sanitario que no se ha  parado exige de profundas medidas de reforma en el ámbito autonómico y  también nacional, lo que en ningún caso se acomete.
En lo que se refiere a política de vivienda, las medidas aprobadas  van en contra de la política del Gobierno socialista a nivel nacional,  lo que llama la atención; así, mientras Zapatero ha suprimido los  incentivos fiscales y las ayudas a la compra de vivienda, en Asturias se  aumentan de 21 a 29 millones de euros –lo que supone, por ejemplo, una  cuantía superior al presupuesto anual de un Hospital Comarcal como el de  Arriondas–. La incoherencia de sostener artificialmente en el actual  escenario de crisis y riesgo un sector sobredimensionado revela el  penoso coste económico de un pacto de gobierno que van a pagar todos los  asturianos.
Por otra parte, resulta tremendamente preocupante el permanente  recurso a artificios contables, como la venta de viviendas a la entidad  Vipasa para generar unos ingresos ficticios de 102 millones de euros, el  traslado a entidades y entes externos a la Administración de  importantes partidas de gasto con el fin de que no consoliden en el  presupuesto aunque se trate de entidades 100% públicas o el sistemático  retraso de las deudas con proveedores que a tantas pequeñas y medianas  empresas perjudica; todas estas maniobras suponen cerrar los ojos a la  cruda realidad por el viejo método de «barrer debajo de la alfombra»,  generan confusión, falta de credibilidad y confianza, que es lo que más  necesitamos en este momento, y hacen caer a todos los asturianos en un  engaño sobre nuestra situación real y verdadero nivel de deuda.
En UPyD consideramos que en este momento resulta más necesario que  nunca mantener los servicios públicos ligados al Estado del Bienestar:  educación, sanidad, justicia, servicios sociales, pero hay un importante  campo de mejora dentro del entramado de nuestra Administración  autonómica para ganar eficacia y eficiencia en el gasto que requiere  valentía y un gobierno fuerte que apueste por un nuevo modelo económico,  administrativo y social. Como ejemplo, no es posible que no existan  fondos para el Campus de la Excelencia de la Universidad de Oviedo, los  nuevos Centros de Investigación y Desarrollo o los convenios sanitarios  mientras se consumen casi cuarenta millones de euros en un Ente de Radio  Televisión Pública (RTPA) perfectamente prescindible.
Por eso este presupuesto es un ejercicio de hipocresía política del  Partido Socialista y de su candidato, Javier Fernández, que se hace  evidente cuando habla recurrentemente de un cambio de modelo productivo  mientras no toma ninguna medida de calado que lo promueva y apuesta por  ir a remolque de la realidad.
J. Ignacio Prendes,
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