El ministro de Fomento, José Blanco, anunció esta semana que el metrotrén de Gijón dispondrá de 360 millones de euros del Plan Extraordinario de Infraestructuras (PEI), una estrategia de este Ministerio para contar, mediante concesiones administrativas o sociedades mixtas, con financiación privada en grandes infraestructuras cuya construcción ha afectado o demorado la crisis económica.
El metrotrén de Gijón, o plan para eliminar la barrera ferroviaria de la ciudad, además de construir una nueva estación intermodal en Moreda y un túnel pasante con cinco estaciones desde El Humedal a Cabueñes, ha sufrido desde 2006 un lamentable estancamiento sólo paliado en parte por la estación provisional que dentro de unas fechas entrará en servicio en la calle de Sanz Crespo. Demasiada demora para que los gijoneses no desconfíen definitivamente de Fomento, locomotora de un proyecto cuya realización también compromete negativamente al Ayuntamiento y al Principado.
La única manera de que el Ministerio de Fomento se recupere de la mala imagen creada con este abandono, y de que el metrotrén sea creíble como obra necesaria para Gijón, consiste en que, tras el anuncio de Blanco, su departamento comience a dar pasos administrativos visibles que al menos señalen un reinicio de la obras, las cuales sólo constan en el presente de un desaprovechado túnel de 3,5 kilómetros y de la citada estación provisional, un mero instrumento para poder actuar sobre el marasmo de vías llamado a desaparecer.
Sin embargo, el hecho de que José Blanco haga depender el metrotrén de Gijón del referido Plan Extraordinario de Infraestructuras no ofrece perspectivas halagüeñas. En primer lugar, dicho plan avanza muy lentamente, y por otro lado, desde que el Gobierno de Zapatero lo propuso en abril de 2010, nunca se contempló que una obra como la gijonesa fuera apropiada para esa planificación. Sin embargo, ahora figura repentinamente el metrotrén entre sus contenidos.
El PEI, también denominado Programa de Inversiones en Infraestructuras para el Transporte Sostenible, tiene prevista una inversión de más de 16.000 millones de euros para toda España y prevé que el Banco Europeo de Inversiones costee alrededor del 50 por ciento del presupuesto, el Instituto de Crédito Oficial otro 20 por ciento, y la banca privada y las constructoras, el 30 por ciento restante. Su vigencia es de dos años, 2010 y 2011, pero hasta la fecha sólo cuenta con dos proyectos cuya fase de licitación se inició a finales del pasado año: el Centro Logístico Intermodal de Aranjuez y la estación de Alta Velocidad de Vigo. Hay otras siete obras que también van a ser pagadas mediante este sistema de colaboración con el sector privado, por ejemplo, las actuaciones pendientes en el AVE de Galicia, la electrificación del AVE Zaragoza-Teruel, el nuevo acceso ferroviario al puerto de Algeciras o el tramo Zamora-Benavente para la conclusión de la Autovía de la Plata.
Según la pauta seguida en la licitación del referido Centro Logístico Intermodal en Aranjuez, lo que a partir del anuncio de Blanco tendrá que suceder con el metrotrén de Gijón es que el Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) tantease y abriese después un concurso público para seleccionar empresas privadas interesadas en el proyecto. Dichas empresas pasarán a formar parte de una sociedad encargada de la ejecución del metrotrén y de su gestión y explotación durante un plazo de 25 años. Como además del Adif en el metrotrén ya están implicadas las operadoras ferroviarias Renfe y Feve es de suponer que la sociedad resultante con estas tres entidades públicas más las privadas ofrecerá una gran complejidad para su constitución y para el cumplimiento de sus fines.
Son éstas algunas dudas que suscita el anuncio de Blanco, pero si verdaderamente existe voluntad de afrontar las abandonadas obras gijonesas, el Ministerio de Fomento ha de dar ya señales resolutivas y pasos administrativos que cimienten el proyecto. El convenio para la construcción del metrotrén fue firmado en septiembre de 2001 por Fomento, el Principado y el Ayuntamiento. A finales de 2003 se iniciaron las obras del túnel, y en 2005 el Ministerio modificó su trazado, anunciando que lo llevará hasta Cabueñes. Desde 2006 Fomento no ha hecho más que anunciar fallidas etapas para continuar con la obra del túnel y la estación intermodal. Ahora mismo, al borde de las elecciones municipales de mayo, las palabras del ministro Blanco podrán ser un anuncio meramente electoralista o la reconducción del metrotrén de Gijón, una actuación que reclama credibilidad y, sobre todo, manos a la obra.
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