Las encuestas sitúan a UPyD como la tercera fuerza política en intención de voto La formación confía en mantener su ascenso en Asturias y entrar en la Junta General en las elecciones de 2011
19.10.2009 -
JOSÉ ÁNGEL GARCÍA
GIJÓN
El voto crítico, como ellos mismos se definen, gana terreno. Las encuestas reflejan un lento pero sostenido ascenso de Unión, Progreso y Democracia (UPyD) entre las preferencias de los españoles. La formación creada hace poco más de dos años se ha ganado el respeto del electorado, en su opinión, con una receta muy simple: la coherencia.
Ni el voto útil ni la bipolaridad de la sociedad han frenado el crecimiento de un partido que surgió del descontento. El mismo que llevó a Rosa Díez a abandonar el PSOE. Sobre su figura se levantó un proyecto que partió su andadura con una mano delante y otra detrás. Sin apenas financiación saltaron a la arena política para participar en las elecciones generales de 2008 con el objetivo de llegar al Congreso.
La meta se alcanzó gracias a los votos en Madrid, que permitieron a la formación sortear la «injusta» ley electoral. Lograda la representación parlamentaria, tomó cuerpo un proyecto político que unos identifican con la derecha y otros con la izquierda.
Su portavoz, Rosa Díez, lo aclara: «Nacimos inequívocamente desde la izquierda pero representamos a un amplio espectro de la sociedad que va desde la izquierda liberal a la derecha de progreso». Después de poner una pica en Flandes, UPyD tenía que demostrar que el éxito en las generales no fue una casualidad. El siguiente reto eran las Europeas.
UPyD dio otro paso adelante. La lista, encabezada por Francisco Sosa Wagner, consiguió el 2,87% de los votos, y así consiguió tener representación en el Europarlamento. La formación se convirtió entonces en la tercera fuerza política más votada en 32 capitales de provincia, entre ellas Madrid. Este pequeño triunfo se extiende también al País Vasco, donde logra un escaño que le permite tener representación parlamentaria. «Somos una fuerza política emergente llamada a ser alternativa al PP y al PSOE», señala Díez.
La explicación de este paulatino ascenso puede tener varios orígenes. Ignacio Prendes, portavoz del partido en Asturias, apunta uno de ellos: «Los dos grandes partidos hacen política sólo para hooligans, mientras que la gente quiere escuchar un discurso con sentido común». El partido, coinciden, representa el «voto crítico» si se le compara con la forma de hacer política actual. «El votante de UPyD -explica Sosa Wagner- es una persona que reflexiona por su cuenta, libremente, pues es muy grande la tentación de votar a lo ya establecido».
Para muchos, el secreto de UPyD es que ha sabido aglutinar bajo su paraguas a un electorado desencantado, proveniente tanto del PP como el PSOE. Una amalgama heterogénea de sensibilidades políticas de lo más diversas que, no hay que olvidarlo, también dejó al descubierto problemas internos que se finiquitaron con la precipitada marcha de Mikel Buesa, uno de sus fundadores.
«Los dos grandes partidos están haciendo una política muy parecida», argumenta Prendes, que insiste en que PP y PSOE «dejan fuera a mucha gente que tiene una conciencia crítica». Desde su constitución, UPyD se ha mostrado particularmente beligerante en todos los temas relativos a la relación del Estado con las autonomías, algo que le ha valido la adhesión de buena parte del electorado, que apoya una opción política que frene el poder de los grupos nacionalistas.
«España necesita un partido que limite esa presencia avasalladora de los nacionalistas en el Gobierno, tal y como se constata en la reciente negociación de los presupuestos», asegura Sosa Wagner, que sitúa a su partido como la única fuerza capaz de «impedir que el Gobierno de todos dependa de quienes sólo representan a una parte que, no lo olvidemos quieren destruir el Estado».
El mensaje ha calado. Diferentes encuestas ofrecen un mismo resultado: UPyD ya es la tercer partido en intención de voto por delante de IU, mientras que Rosa Díez es la líder política más valorada por parte de los encuestados. La «injusta», a su juicio, ley electoral es el principal obstáculo que puede detener ese ascenso. «¿Cómo se explica que con los mismos votos que el PNV ellos tengan seis escaños y nosotros uno?», esgrime Prendes.
Este abogado gijonés ha sido uno de los encargados de sacar adelante el proyecto político en Asturias. La siguiente parada, confía, será la Junta General. Un escaño en las elecciones autonómicas de 2011 constataría el avance de la formación, sobre todo, en las tres grandes ciudades del Principado. Con los 1.600 euros que se gastaron en la campaña de las europeas, UPyD consiguió situarse como la cuarta fuerza política más votada con 17.646 votos (4,22%).
Un congreso de todos
Unión, Progreso y Democracia quiere ser un partido modelo. O, al menos, diferente en cuanto a la gestión. Los responsables de la formación preparan un congreso -que será el primero desde su fundación- donde todo el mundo pueda opinar y, sobre todo, decidir. La formación que encabeza Rosa Díez designará a los 110 miembros de su consejo político (el órgano máximo entre congresos) por listas abiertas.
Paralelamente, se elegirán a los veinte componentes y al portavoz del órgano ejecutivo. Lo harán todos los afiliados que lo deseen por una votación a través de terminales telemáticos.
Al contrario de lo que ocurre en otras fuerzas políticas, también se pretende establecer -todavía está pendiente de aprobación- una limitación de mandatos tanto para la portavocía como para los cargos públicos. «Queremos acercar lo máximo posible el partido a la gente y hacerlo con la mayor transparencia posible», explica Ignacio Prendes.
Predicar con el ejemplo. Al menos, así lo intenta UPyD. Una de sus pretensiones cuando se constituyó como fuerza política era incorporar a personas que, hasta hace poco, se sentían «huérfanas» porque no tenían ninguna formación con la que identificarse. «Debemos pensar en los ciudadanos -afirma Díez- dejando de hablar de nosotros para hablar y resolver sus problemas. Esa es, al final, la clave que nos puede convertir en la próxima legislatura en un partido decisivo».
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