La denuncia de los vecinos de San Andrés de los Tacones por la  desaparición de varios hórreos y paneras en terrenos adquiridos por la Zalia ha  culminado en la apertura de cinco expedientes de sanción por parte de la  Consejería de Cultura y de otros tantos procedimientos para la restauración de  la legalidad urbanística por parte del Ayuntamiento (tres contra la sociedad  pública). Todo ello por desmontajes y traslados de bienes patrimoniales llevados  a cabo de forma irregular. Esto es, sin los permisos y licencias preceptivos  para este tipo de construcción tradicional protegida.
La Administración decidió actuar esta semana al constatar que se  cometieron infracciones de procedimiento, si bien es verdad que su decisión  llega con varios meses de retraso, ya que los vecinos habían puesto estos hechos  en conocimiento del Principado por primera vez el pasado mes de junio. El PP,  por su parte, ha puesto el grito en el cielo por lo que califica de «expolio  etnográfico» y ha reclamado dimisiones en bloque de concejales y la salida de la  alcaldesa del consejo de administración de la Zalia.
El revuelo generado por este asunto ha puesto en pie de guerra  también a asociaciones culturales y organizaciones de todo tipo que tienen su  razón de ser en la defensa de la cultura asturiana en todos sus ámbitos. Es el  caso de la Tertulia Cultural El Garrapiellu, cuya junta directiva ha adoptado  con carácter de urgencia una serie de medidas «ante la gravedad» de lo sucedido  en la parroquia de San Andrés. La principal de ellas es promover la creación,  junto con otras asociaciones y particulares igualmente sensibilizados por esta  cuestión, de una plataforma en defensa de los bienes culturales y ambientales de  Asturias. Esta plataforma contará desde su nacimiento con asesoramiento jurídico  para cursar, en cada caso, las denuncias oportunas.
Otra iniciativa de El Garrapiellu es la convocatoria de un conceyu  abiertu (un foro de debate) en San Andrés de los Tacones, invitando a colectivos  de toda Asturias y a la asociación de vecinos de la parroquia, para poner en  común otros casos de destrucción del patrimonio etnográfico, cultural y  ambiental asturianos. 
Esta Tertulia Cultural, con 19 años de trayectoria y varios  trabajos de investigación etnográfica a sus espaldas, también ha elaborado un  informe sobre la situación en que encuentra San Andrés tras la destrucción o el  traslado de ocho de sus construcciones. La entidad que preside Tino Lozano, con  un centenar de afiliados, cuantifica en un 20% la merma del patrimonio  etnográfico sufrida por la pedanía gijonesa, ya que antes de la entrada de la  Zalia había 50 construcciones inventariadas y dos casas catalogadas.
Los elementos afectados son tres paneras decoradas con tallas  estilo Carreño, de gran interés etnográfico: la de Casa Llope (almacenada en el  puerto por la Zalia y reclamada por los vecinos por su alto valor), la de Hevia  Corte (fechada en 1805 y trasladada a Serín) y la de Casa Cotu. Los hórreos  denunciados estaban todos en Villar y formaban parte de caserías con elementos  etnográficos tales como pozos o lavaderos no inventariados que también han  desaparecido.
Dos caserías 
El Garrapiellu también advierte de que en la zona de actuación de  la Zalia hay dos casas tradicionales, ambas con protección ambiental, que  resultarán afectadas. Se trata de dos caserías en el barrio de La Reboría, una  de ellas mariñana. Además, hace hincapié en la necesidad de preservar otros  bienes etnográficos como fuentes, lavaderos y el propio cementerio de Villar,  construido en torno a 1900.
En cuanto al patrimonio arqueológico, la tertulia cultural señala  que hay tres castros o yacimientos afectados por la futura plataforma logística.  Se trata de los castros de La Coroña y del Cuetu y el material cerámico de 'La  Llamada'.
Además de analizar la situación de San Andrés, parroquia que ya  sufrió la destrucción de valioso patrimonio durante la construcción del embalse  de Ensidesa, la Estaya de Cultura de El Garrapiellu ha estudiado otras  destrucciones y abandonos de patrimonio en Gijón. Parte de ese trabajo está  compendiado y documentado en un inventario de todos aquellos bienes etnográficos  amenazados por futuros desarrollos urbanísticos e industriales en la zona rural  gijonesa asociados al vigente PGOU. Así, la asociación ha contabilizado al menos  otros 30 hórreos y paneras que corren peligro de desaparición, al estar  encuadrados en nuevas zonas urbanizables de Tremañes, Serín, Castiello, Granda,  Cabueñes. Porceyo y Somió.
Según recoge la Ley de Patrimonio Cultural de Asturias, los hórreos  construidos con anterioridad al año 1900 que conservan sus características  constructivas no pueden ser demolidos, ni total ni parcialmente, ni desmontados  o trasladados de sus emplazamientos sin autorización de la Consejería de  Cultura. Estas limitaciones fueron pasadas por alto en San Andrés de los Tacones  y ello dará lugar a una protesta que se celebrará mañana en la plaza Mayor, a  partir de las 20 horas, donde se escenificará el 'entierro' de los hórreos
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