La cuestión local es sensible, delicada. Concurren a su alrededor factores que no son únicamente económicos o políticos, sino vinculados con las raíces, la identidad propia. Por eso cuando alguien habla de suprimir municipios, de concentrarlos, salta la polémica. Se atrevió a hacerlo el pasado martes el consejero de Economía, Jaime Rabanal, y fue corregido 24 horas después por la portavoz de su Gobierno. Los partidos políticos suelen huir de este debate, pasar de puntillas. Sin embargo, UPyD cree que es el momento de ponerlo sobre la mesa, partiendo de la creencia de que la estructura actual acarrea un desmesurado gasto público y no garantiza una adecuada prestación de los servicios, sobre todo en los concejos con menos población y recursos. Con este objetivo, ha elaborado un estudio que aboga por impulsar la fusión de ayuntamientos, fijando un tamaño mínimo para las entidades resultantes de 5.000 habitantes. Aplicado en sentido estricto, supondría pasar de los 8.112 municipios que hoy tiene España a unos 2.500, lo que generaría un ahorro cercano a los 3.900 millones de euros anuales.
Obviamente, UPyD no piensa en una aplicación al pie de la letra de las conclusiones del citado informe. Considera urgente la fusión de ayuntamientos, sí, pero asume que hay que tener en cuenta condicionantes adicionales al demográfico. En Asturias, por ejemplo, la escarpada orografía o la dispersión de la población, que en muchos casos harían inviable conformar concejos de más de 5.000 habitantes sin que su extensión geográfica fuera desmesurada y, por tanto, irrealizable en la práctica. Pero el estudio supone una base de la que partir a la hora de pensar en la reforma de un mapa local que la formación, liderada en Madrid por Rosa Díez y que en el Principado aspira a conseguir un escaño en la Junta General, cree anticuado e ineficaz.
«Las Cortes de Cádiz, la España liberal, definió un modelo campesino-parroquial que perdura», sostienen los responsables del estudio, que se ciñen a las estadísticas. De los 8.112 municipios que hay en España, 6.821 tienen menos de 5.000 habitantes. Esto es, el 84,1%. 47 de ellos, de un total de 78, están en Asturias. Un reparto que UPyD ve insostenible y que impide en muchos casos ofrecer a los habitantes de esos pequeños núcleos acceder a unos servicios públicos en las mismas condiciones de calidad que en los espacios más poblados.
¿Qué propone UPyD? Reducir el número de municipios. ¿Cómo? Por la vía de la fusión. Se apuesta por impulsar ayuntamientos que tengan una población mínima de 5.000 habitantes, que además giren en torno a un núcleo principal más poblado. Y, a partir de ahí, se aboga por favorecer concejos de entre 10.000 y 20.000 habitantes, considerados como los más eficientes en la prestación de servicios al ciudadano. La existencia de concentraciones inferiores a 5.000 habitantes se considera «excepcional», siempre que concurran una serie de principios.
Plantea incluso el informe cómo desarrollar y ejecutar las fusiones. Primero, abriendo un período para llevarlas a cabo de forma voluntaria, a propuesta de los municipios implicados, a los que se comprometen una serie de ayudas económicas. Y, a partir de ahí, optando por un proceso obligatorio, aplicando los criterios demográficos antes mencionados.
Dinero, mucho dinero
Para los responsables de UPyD, los beneficios que se pueden obtener de esta reestructuración son enormes. El primero es de cariz económico. Si se toma como referencia el mínimo de 5.000 habitantes por municipio, el ahorro potencial que se obtendría sería de 3.866 millones anuales. Y pensando en un escenario más teórico, pero inaplicable en la práctica, que consiste en un mapa municipal en el que todas las unidades tuvieran más de 20.000 habitantes, la cuantía que se liberaría asciende a 16.142 millones de euros al año.
Habría más ventajas. Se apunta a una mejora en la calidad de servicios como el abastecimiento de agua, la recogida de basuras o las políticas sociales. También se lograría, sostienen los autores del informe, una simplificación de los procesos administrativos y una racionalización de las estructuras de los ayuntamientos, traducida en menos concejales, menos empresas públicas y fundaciones «redundantes» y la eliminación de vehículos oficiales y dietas.
Es verdad que el planteamiento de UPyD tiene mucho de teórico, y que llevarlo a la práctica es una cosa diferente. Pero su objetivo pasa por ser un punto de partida sobre el que luego trabajar, adaptándolo a las peculiaridades de cada territorio. Así lo destaca Ignacio Prendes, candidato autonómico de la formación, que precisa que en Asturias la situación es más racional que en otros territorios y que, además, habría que tener en cuenta especificidades como la orografía, la dispersión de la población e incluso otros argumentos socioeconómicos.
Prendes, por ejemplo, estima imprescindible la fusión de municipios en las alas, en el Oriente y el Occidente. Pero asume que hay casos en que incluso uniendo varios no se llegaría a ese límite mínimo de los 5.000 habitantes que marca el informe, salvo que se creara un ayuntamiento con una amplitud geográfica tan grande que lo hiciera ingobernable. Aquí, por tanto, sí se justificaría la excepción que plantea UPyD de integrar varios municipios, aun cuando la entidad resultante siga teniendo menos de 5.000 vecinos. Un primer paso ya se habría dado.
«Una única ciudad»
Asimismo, Prendes insta a observar la vida social y económica asturiana para constatar que hay municipios vecinos que, de facto, actúan como uno solo. El candidato de UPyD considera muestras claras de esta realidad a los ayuntamientos que integran la comarca de Avilés (el propio Avilés, Castrillón, Corvera e Illas) o la cuenca del Nalón, «que ya es una única ciudad», desde Laviana hasta La Felguera. En su opinión, esta política de fusiones podría aplicarse en ambos casos sin traumas y con ventajas prácticas para los vecinos que habitan ambos territorios.
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